Si algo debe alarmar a este gobierno es la condición en la se encuentran viviendo a quienes se presume serán el futuro de México. ¿A quién me refiero? A los infantes y jóvenes que buscan prepararse y conseguir una mejor calidad de vida, pero los datos oficiales y la realidad no obligan a observar, analizar y actuar para que se resuelva tan lamentable condición que golpea a quienes menos culpables son del atraso de sus pueblos. De acuerdo con la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, del Gobierno federal, en el estado de Chiapas existen 153 mil 363 niñas, niños y adolescentes en ocupaciones no permitidas, esto corresponde a 6.9 por ciento del total nacional, de todos ellos, quienes se encuentran en ocupaciones peligrosas son el 64.7 por ciento de adolescentes, es decir, 99 mil 231.
Y es que, aunque la Organización Internacional del Trabajo (OIT) declaró el 2021, como el año para la eliminación del trabajo infantil, en México y Chiapas, hay un desacato pues lejos de que se ponga en práctica un proyecto que ayude a paliar las cifras, sean hecho más notorias, pues se evidencian la crisis de salud, económica y desempleo que dejo la pandemia, impactando el bienestar de las familias y dificulta alcanzar el objetivo. Se dice que en el estado de Chiapas la ocupación infantil no permitida, se generan en hogares donde; los niños y adolescentes son de sexo masculino, y porque el jefe de hogar está ocupado en el sector agrícola.
Y aunque para la mayoría de los ciudadanos esta condición no es un secreto, las autoridades se han negado a enfrentar la realidad, pues esta población no se le atiende porque esencialmente no genera ni un voto en periodos electorales, olvidando que, en algunos años, cuando estos sean mayores de edad, definirán las preferencias electorales.
Dato curioso es que la crisis del sector agrícola se debe a la disminución de políticas públicas, de la disminución en el apoyo para los productores del campo, quienes al no ver factible vivir en las zonas cercanas a su cultivo, que no les alcanza siquiera para la autosuficiencia alimentaria, a dado pie a las migraciones, y que ahora niños, niñas y jóvenes con la ayuda de mujeres ocupen su lugar en los sembradíos. Pues estudios dicen que, en el sector primario, absorbe la participación de la niñez absorbe, que tiene que ver con el desmantelamiento agrícola de las comunidades y la crisis en el sector. Y así lo denunció esta semana la líder social en el soconusco. Al señalar que este importante de número de mexicanos se ve obligado a tener que emplearse para ayudar a sus padres con el gasto del hogar, teniendo que acudir a las tierras de la zona alta para producir café, maíz, frijol, frutos de temporada, etc. Así también sucede en la zona bosques y altos, en donde se prefiere abandonar las escuelas, para regresar a las comunidades incomunicadas para sembrar lo que desde pequeños les han enseñado.
Desde otro punto, como en las zonas urbanas, se ocupan en trabajos más peligrosos, porque tienen que cargar objetos pesados y emplear sus fuerzas en trabajos de construcción, como la albañilería, mecánica, etc., con una infraestructura y condiciones de riesgo. Agregando también, el sector terciario, donde ingresan al comercio informal (ambulantaje), trabajo doméstico a puerta cerrada, y actividades al aire libre en semáforos y mercados.
Tan lamentable es la realidad de quienes se preparan para ser el fututo de nuestro país que en los últimos días no tienen protección del estado, porque ha quedado claro que a ellos no les preocupa y tampoco merecen mínima inversión, tanto que no se atienden las demandas en becas, infraestructura en las escuelas para el regreso a clases, maestros en zonas marginadas y ni siquiera vacunas, a este sector se le deja al final.
Creo necesario que los chiapanecos nos pronunciemos en favor de quienes por no tener mayoría de edad se les ha ignorado a pesar de que necesitan mayor inversión para cultivar sus conocimientos; además, exigir que se deje de engañar al pueblo, pues si se pusiera en marcha un plan para la generación de empleos y salarios justos para quienes están en edad de trabajar, los pequeños seguirían en las escuelas desarrollando su intelecto que busquen mejorar las condiciones de la entidad.
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