MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Vana fiesta por el aumento al salario mínimo

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Estamos a siete semanas de que termine la administración del presidente López Obrador y se presume como uno de sus grandes alcances el aumento de los salarios mínimos: “como nunca”. “...la recuperación del poder adquisitivo del salario mínimo acumulará 110% entre 2018 y 2024, y cubrirá en 1.73 veces la Línea de Pobreza por Ingresos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), y se estima que beneficiará de manera directa a más de 8.9 millones de personas trabajadoras.” (www.gob.mx, 1 de enero de 2024) dice triunfalmente el boletín 001/24 de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, del primero de enero del presente año.

¿Pero cuánta gente realmente ha visto una verdadera mejoría en su calidad de vida producto de esa subida en sus ingresos? Para arrojar un poco más de luz sobre lo anterior tenemos que analizar varios aspectos: la cantidad de gente que vio aumentar en el sexenio sus ingresos gracias a dicha medida, si el aumento en los ingresos no fue frenado por aumentos en los precios, o para ser más precisos, si el aumento en los precios de los productos que más consumen los mexicanos de bajos ingresos no pulverizó los alabados aumentos al salario mínimo, por ejemplo. El gobierno dice que millones de mexicanos salieron de la pobreza gracias a su acierto en el tema que nos ocupa y a sus programas sociales principalmente.

De entrada, hay que señalar que las líneas de pobreza del CONEVAL son intencionalmente bajas; lejos de querer reflejar el problema de la miseria pretende disimularlo. Históricamente han sido desautorizadas por Julio Boltvinik, especialista en medición de la pobreza, quien ha desafiado una y otra vez a los creadores de las medidas de dicha institución a demostrar que buena parte de la población que ellos consideran no pobre en sus indicadores de papel, en la realidad no entra en esa clasificación. Para dimensionar el tamaño del “error” de medición, el Coneval considera pobres para el año 2022 a 46.8 millones de personas, mientras que Boltvinik dice que la población pobre en el país es de 96 millones, más del doble (¡!).

Por eso, aquí menciono algunos elementos que nos orientarán sobre si es verdadero el avance que pregona el gobierno actual o está maquillado a más no poder. El gasto en salud de las familias que no tienen seguro, que el mismo CONEVAL ha situado en 50 millones de mexicanos-y este dato sí que, por más creíble, nadie lo ha cuestionado- se ha encarecido muchísimo, esto es porque la inflación médica, o sea el aumento de los costos de atender la salud es grande “... Estamos hablando de una inflación cuatro veces mayor a la inflación general del país, lo que resulta una locura”, de acuerdo con Rubén Illescas, director general del Grupo Interesse Agente de Seguros, Fianzas y Fondos de Inversión (www.forbes.com, 3 de septiembre de 2021).

A pesar de la alharaca del gobierno por el “incremento” del salario mínimo, la mayoría de los trabajadores no percibe la mejoría más leve en el poder adquisitivo de su salario. 

Hay que considerar que no son pocos los casos en que la gente sin atención oportuna y suficiente en los servicios de salud públicos termina yendo a atenderse a la medicina privada. Al final estaría subestimado el número de mexicanos que son víctimas de la monstruosa inflación médica si lo limitamos a los 50 millones que el CONEVAL reconoce como carentes de servicios de salud. “La Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) reportó que el gasto del bolsillo en servicios de salud ‘se come’ más de un mes de salario de los mexicanos y, en casos graves deja en la pobreza a millones de familias.” (www.publimetro.com).

Otro gasto que ha hecho que el poder adquisitivo de las familias disminuya es el de los útiles escolares, pues durante el sexenio actual se han padecido fenómenos como el que dice la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC) sobre el ciclo escolar 2022-2023: “Es el regreso a clases más complicado en materia de economía en los últimos 25 años. El material básico escolar se encareció hasta en un 30 por ciento en la primera mitad de julio 2022.” (www.informador.mx, 15 de agosto de 2022). Este es un gasto con el que lidian casi todo el año las familias mexicanas.

Por último, para no abrumar al posible lector, veamos el caso de los alimentos. “De acuerdo con la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC), la inseguridad creciente en México y la inflación que no cesa provocan que el costo de alimentos se eleve 20% más...” (www.lasillarota.com, 16 de mayo de 2024), y más adelante dice la misma fuente: “De acuerdo con el Consejo Nacional de la Tortilla, de 2018 a 2024, el incremento "histórico" en este sexenio ha sido del 60.9%.”, y nadie duda de que la tortilla, como ya es lugar común, es la base alimenticia de los mexicanos.

No sobra decir que los problemas de los precios elevados los sufren muchas veces más las familias de colonias populares, de los cinturones de miseria de las grandes urbes y los que habitan las zonas rurales, dado que las grandes tiendas que venden al mayoreo o que pueden a veces ofrecer mejores precios no se instalan en estas zonas. Se sufre, por los habitantes de estos lugares, de un sobreprecio que elevaría más sus costos que lo que indican los engañosos promedios. Está también el problema, que la misma ANPEC reconoce, de que en muchos lugares controlados por el crimen se padece una especie de impuesto a la inseguridad que es otro factor adicional de elevación de los precios.

Según datos del INEGI a noviembre de 2022, tres de cada diez personas con empleo ganan el salario mínimo por lo que estaríamos hablando de que 7 de cada 10 no percibieron un aumento del 110 por ciento en su ingreso en el sexenio que está por terminar, lo que no les excluyó de sufrir el incremento en los gastos que estamos documentando aquí. Hasta aquí es suficiente para que veamos por qué a pesar de la alharaca del gobierno por el “incremento” del salario mínimo, la mayoría de los trabajadores no percibe la mejoría más leve en el poder adquisitivo de su salario.

Como se ve, factores que impactan muy fuerte los frágiles bolsillos de los trabajadores están fuera de control. Ocasionan un efecto dañino extra, que ni por asomo se les menciona a los mexicanos. La realidad se va moviendo y los indicadores permanecen iguales. Y si ya de por sí requerían una reingeniería, ahora más porque los fenómenos empobrecedores de la gente son también más y más agudos. Los indicadores de pobreza están desactualizados en México. Hoy se ocupan nuevos indicadores, nueva aplicación de la ciencia económica que le enseñe a los pobres su verdadera realidad. Esto es evidente para quien quiere educar al pueblo y enseñarle que no se conforme con quienes lo quieren mantener contento y sumiso. El gobierno actual, con su manipulación de las cifras, con la magnificación propagandística de las bondades del aumento al salario mínimo y otras acciones aisladas del mismo tipo, le presta un valioso favor al capital: controla a las masas para que sigan explotadas pero contentas. Ni más ni menos a eso se dedica la 4T.

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