Después de acordar la desaparición de 109 fideicomisos, con lo que pusieron a disposición del Ejecutivo 69 mil millones de pesos, ahora los diputados morenistas y aliados, reformaron la Ley General de Salud para extraer otros 33 mil millones de pesos del Fondo de Salud para el Bienestar y sumarle al ejecutivo 102 mil millones de pesos para su manejo discrecional.Todos esos dineros tenían, dentro de los fideicomisos, reglas de operación claras y la obligación de rendir cuentas exactas del uso y manejo de tales recursos, así como poder ser auditados en cualquier momento por la Secretaría de la Función Pública (SPF) o cualquier otro órgano fiscalizador como la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF).Al pasar al Ejecutivo, esos mecanismos de control desaparecen, no hay reglas de operación y no habrá auditorías al presidente, por razones obvias ni por la SFP ni por la UIF.
Para justificar la decisión de las desapariciones mencionadas, primero el presidente y después los diputados y senadores de Morena, como loros amaestrados, repitieron hasta el cansancio que "había fideicomisos para todo", "que no eran necesarios" y, como eje de toda su perorata, que en esos fideicomisos "había mucha corrupción".Muchos ciudadanos fueron afectados con tal decisión porque están seguros que al pasar al manejo del Ejecutivo serán utilizados para otros fines y exigieron que se presentaran pruebas de la corrupción y ni el Ejecutivo ni uno solo de los diputados o senadores de Morena fueron capaces de presentar siquiera una denuncia por corrupción realizada ante las instancias correspondientes.Para calmar el descontento de los miles de afectados, al final los gobernantes sólo dijeron que los recursos permanecerían sin tocarse, que se continuarían dando los apoyos, una promesa al aire.
El Fondo de Salud para el Bienestar era parte del Fideicomiso del Sistema de Protección Social en Salud para atender 66 enfermedades catastróficas, que en el caso de presentarse alguna de ellas, hubiera un fondo para apoyar a las familias de escasos recursos económicos que no pudieran afrontar los gastos.En 2018 ese fondo contaba con 101 mil millones de pesos, en 2019, el gobierno obradorista lo bajó a 61 mil millones porque dispuso de 40 mil millones para crear el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) y ahora, con la nueva sangría de 33 mil millones de pesos lo dejarán con sólo 28 mil millones de pesos.
Las enfermedades catastróficas que se consideran en el Fondo de Salud para el Bienestar entran en las categorías siguientes: Cuidados intensivos neonatales; trastornos quirúrgicos, congénitos y adquiridos en menores de 18 años; enfermedades metabólicas en menores de 10 años; cáncer en menores de 18 años; tumores del sistema nervioso central; tumores fuera del sistema nervioso central; cáncer en mayores de 18 años (ovario (epitelial, germinal), próstata, testículo, mama, cérvico-uterino, endometrio, linfoma No Hodgkin, esófago, colon y recto); enfermedades infectocontagiosas: VIH/SIDA; infarto agudo de miocardio en menores de 65 años; hepatitis viral crónica tipo C en menores de 65 años, trasplantes (trasplante de médula ósea y de córnea, sin límite de edad ); trasplantes para menores de 18 años (trasplante renal); trasplantes para mayores de 18 años: trasplante de hígado, corazón o pulmón).
Ninguna de las explicaciones que dieron los morenistas, desde el Presidente para abajo, para justificar la reforma y la eliminación de los fideicomisos se sostienen porque son falsas.Dijeron que había muchos fideicomisos, pero ese argumento no justifica su desaparición, porque allí estaban seguros los recursos para los fines específicos de cada uno; mencionaron que no eran necesarios pero sólo en la cabeza amaestrada de los diputados morenistas puede caber que no es necesario apoyar, el deporte, la cultura, el cine, la investigación científica y el apoyo a la salud de las familias más vulnerables en que se presentan enfermedades catastróficas; dijeron que había corrupción en los fideicomisos pero no lo demostraron, porque no presentaron ninguna denuncia penal por desvío, robo o mal uso de esos recursos a pesar de la reiterada exigencia de los ciudadanos afectados y, por último, dijeron que era necesario sustraer del Fondo de Salud los 33 mil millones porque se utilizarían para comprar la vacuna contra el Covid-1, pero para atender esta necesidad no era necesario sacarlo del Fondo de Salud, de allí mismo se podía disponer de esos recursos.
¿Cuál es pues el trasfondo de esas acciones del gobierno de la 4T? ¿Por qué la necedad del Gobierno para continuar despojando de sus recursos al Fondo de Salud?
Como ya dije, mi personal punto de vista es que las explicaciones que públicamente dieron los impulsores de la eliminación de los fideicomisos y de la reforma al artículo 77 bis 17 de la ley General de Salud ninguna es cierta, otra vez los morenistas mienten a la ciudadanía para justificar acciones con las que persiguen otros fines.Con la información de que dispongo, considero que hay tres posibles objetivos del Gobierno Federal que se complementan entre sí:
Primera, a estas alturas del gobierno "transformador" actual, es decir, a dos años de su puesta en marcha, queda claro que todas las reformas al sistema de leyes así como las acciones del ejecutivo, van encaminadas a la concentración de todo el poder en el presidente de la República.Quienes ahora están en el poder antes criticaron al PRI el sistema presidencialista pero ahora lo quieren poner en práctica en toda su plenitud, quieren llevar al país a la dictadura de una sola persona, del presidente de la república, para desde allí eternizarse en el poder, en persona o través de algún incondicional, quieren emular a Plutarco Elías Calles.
Segunda, el gobierno de la cuatroté desea concentrar el manejo de todos los dineros para manejarlos discrecionalmente y repartirlos directamente el mesías, sin reglas de operación, para que quienes los reciban le agradezcan a él y a nadie más, aunque todo mundo sepa que lo único que están recibiendo no son dineros del gobierno sino de sus propios impuestos.Es decir, el uso personal electoral, más descarado que todos los gobiernos anteriores.
Tercera, y tal vez la más pragmática que no excluye a las anteriores, la necesidad de contar con recursos necesarios para continuar con las obras faraónicas de este gobierno que ya conocemos: el Tren Maya, la refinería Dos Bocas y el aeropuerto "Felipe ángeles", aunque no vayan a beneficiar a la mayoría de los mexicanos.El gobierno "transformador" también necesitará recursos el próximo año para seguir tapando los hoyos negros de Pemex y la Comisión Federal de Electricidad y para nadie es un secreto que el presupuesto del año próximo presentado por la Secretaría de Hacienda y aprobado por los diputados y senadores amaestrados morenistas, cojea gravemente en varias de sus predicciones, principalmente en lo referente a la captación de impuestos, rubro que se reducirá por la pandemia de la covid-19 y por el mal manejo que la Secretaría de Salud y el Gobierno en general le han dado.
Con las decisiones en materia de salud y los fideicomisos, queda claro que este Gobierno continúa afectando a los grupos más vulnerables y el presidente puede equivocarse al dar las órdenes, pero, los diputados y senadores debieran corregirlo, sin embargo se han prestado a obedecer lacayunamente sin pensar, como alguien dijo con mucha razón, que el cargo se lo deben a quienes votaron por ellos y no al Presidente, que cuando pidieron el voto a los electores les prometieron representarlos a ellos y no al presidente.Pero ya vienen las elecciones el próximo año y muchos de los actuales diputados federales ya se preparan para pedir nuevamente a los electores el voto para su reelección.Obviamente, si el pueblo no quiere seguir siendo víctima de atropellos como el estrangulamiento del Fondo de Salud para el bienestar, no debe votar el próximo año por los candidatos morenistas.
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