Estamos a poco menos de dos años de que Andrés Manuel López Obrador concluya su mandato como presiente de México, y no podemos menos que reflexionar en qué condiciones va a dejar el país, pues, destruyó instituciones y programas públicos que habían logrado darle a México cierta estabilidad. Y no digo que los otros presientes hayan hecho maravillas, no nada de eso, pero hay presidentes, malos, ineptos, autoritarios, fanfarrones y mentirosos. En México nos sacamos la lotería con AMLO y tenemos al presidente que reúne en su persona todas esas linduras.
Quién no recuerda que López Obrador, siendo candidato, hablaba de regresar al Ejército a los cuarteles, pues argumentaba que debe coadyubar con las fuerzas armadas, no sustituirlas porque el tipo de preparación de unos y de otros es muy diferente, y ahora cambió de opinión, no solo hace tareas de seguridad, sino que lo trae de ajonjolí de todos los moles, construye aeropuertos, controla centros turísticos, realiza funciones de seguridad, aunque los soldados corran cuando aparecen los criminales, y resultan humillados, escupidos y pateados en el suelo.
Quién no recuerda para López Obrador primero serían los pobres, y luego, cambió de opinión, pues no hizo nada cuando fueron los pobres los primeros que caían como moscas cuando arreció la pandemia de covid-19 y no tenían ningún apoyo del gobierno, cuando le dijeron quédate en casa y a ver que comes porque yo gobierno no tengo la obligación de apoyar tu alimentación, mientras cierran las fabricas y comercios donde trabajas. También recuerdo que los pobres, en gobiernos anteriores, tenían programas y fideicomisos que los favorecían para que los apoyaran con material, cemento, láminas, block. y que gracias a eso las familias construyeron un cuarto que les permitió acabar un poco con la promiscuidad que significa vivir todos juntos, padres e hijos, en un solo cuarto. Fideicomisos que tenían recursos para apoyar a las victimas de un desastre natural, para fomentar la cultura y el deporte.
Quién no recuerda que López Obrador ofreció a México un sistema de salud como el de Dinamarca, pero cambió de opinión y no cumplió, y ahora solo quisiéramos el sistema de salud que teníamos los mexicanos en el que nos daban medicinas y atención medica gratuita, que se atendían a los niños con cáncer y se les daban sus medicamentos, donde no trataban a los padres e estos niños (que ya sufren mucho por el cáncer de sus hijos) como delincuentes y agitadores subversivos por atreverse a exigir medicina para sus hijos.
Quién no recuerda que López Obrador se comprometió a terminar con la corrupción, que lo repite cada mañana como radio descompuesto, pero que en los hechos tiene igual o más cola que le pisen que los gobiernos anteriores. Cambió de opinión y ya no persigue a los corruptos, los mete a las filas de Morena y como en un milagro se vuelven tan puros y níveos como un bebe.
No nos hagamos tontos la corrupción está desatada: la casa gris, Pío, Martinazo, Gerts Manero, Delfina, Ana Guevara, el Rey del Huachicol, la prima Felipa, las casas de Bartlet, las casas de Santiago Nieto, las de Eréndira, SEGALMEX, las empresas fantasmas, el 85.5 de las obras no concursadas, y un largo etcétera.
Andrés Manuel López Obrador cambió de opinión tantas veces que ya no se reconoce al que era candidato, con el que está gobernando, parece como si lo hubieran volteado como calcetín, está en el ocaso de su gobierno y no se da cuenta de que tuvo la oportunidad de hacer las cosas diferentes, pero fracasó, se enfrascó en enfrentar a unos contra otros, a dividir al país, a destruir lo que ya funcionaba y ayudaba a palear un poco las múltiples necesidades del pueblo, no construyó un país más seguro, pero en cambió le abrió las puertas al crimen organizado, ahora están en todos lados, ellos se empoderaron, y siguen causando muerte y dolor en todo el país, ya son más de 134,000 asesinatos, este sexenio será considerado el más mortífero de la historia.
Se le está acabando el tiempo al presidente Andrés Manuel López Obrador, y cambió tantas veces de opinión que quienes lo apoyaron ya no lo reconocen, ha empobrecido tanto a los mexicanos, que ahora, más que nunca, necesitan de las dadivas del gobierno.
López Obrador ha pisoteado al pueblo, lo engaña con sus discursos, y el pueblo ha caído en tal postración que los más de 15 millones de mexicanos que reciben algún tipo de apoyo siguen con él por temor a perder el recurso y quedar más miserables de lo que estaban. Recordemos a nuestros primeros mexicanos, llenos de orgullo y honor que peleaban por la justicia, como dijo el poeta yucateco, Antonio Mediz Bolio, en su poema “Manelic”: Cuando entre la impudicia de los hombres te sientas, cuando en tu pecho el odio desate tus tormentas, cuando todo te nieguen y te insulten el orgullo, ¡Levántate y exige que te den lo que es tuyo! Levántate. ¡Tú eres la fuerza y el derecho!
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