MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Barbosa y las 10 mil muertes

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El 10 de marzo se cumplió un año de la llegada del coronavirus SARS-CoV-2 a Puebla. El 2020 fue un año de temor, de contagios, de muerte, de crisis. Pero no ha terminado. Seguimos con temor, contagios, muerte y crisis. ¿Hasta cuándo? No lo sabemos. El 10 de marzo de 2020, un hombre de 47 años, que llegó de Italia, por un trabajo en la planta automotriz Volkswagen, se sentía “bien”, pero presentó síntomas de la enfermedad, se le hizo la prueba y salió positivo. Se le internó en un hospital privado. Nosotros sabíamos de la pandemia por las noticias que nos llegaban de Asia, Europa y África. Nos entristecíamos por los muertos allende nuestras fronteras. Escuchábamos las alertas de los científicos chinos. Comenzamos a entender que la covid-19 asfixiaba en horas a los humanos. Pero veíamos todo aquello como un problema lejano. De pronto, todo cambió con el primer infectado: la covid había llegado a Puebla. Y todos nos preguntábamos: ¿Qué hacer ante esto? Para entonces, en México se habían reportado siete casos de personas portadoras de covid. El mismo 10 de marzo de 2020, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, decía en su conferencia mañanera: “Los conservadores me echarán la culpa también del Coronavirus”. Un año después, yo pregunto: ¿Quién tiene la culpa de los casi 200 mil muertos por covid (cifras oficiales) que México llora? ¿AMLO o sus conservadores?

A un año de la llegada de la covid sufrimos cuatro grandes crisis que nadie sabe cómo ni cuándo se van a resolver: una sanitaria, una gubernamental, una económica y una social que puede ser muy grave en los próximos años. Veamos el caso de Puebla.

La crisis gubernamental. El gobernador del estado, el morenista Miguel Barbosa Huerta, opinó como “científico” sobre el riesgo de contagios, las formas de prevenir una reinfección y sobre las vacunas. ¡Uf! El 14 de marzo de 2020, Barbosa sentenció que “la vacuna contra el coronavirus es un plato de mole de guajolote”. Una verdadera barbaridad. El morenista decía, el 25 de marzo de 2020, cuando en el estado había 38 personas infectadas: “La mayoría (de los contagiados) son gente acomodada. Si lo saben, ¿o no? Si ustedes son ricos tienen el riesgo; si ustedes son pobres no. Los pobres estamos inmunes”. La declaración le dio la vuelta al mundo y evidenció la ignorancia de Barbosa. Unos días más tarde, el 31 de marzo, el mismo gobernador recomendaba un “caldo de pollo, con su cebollita y su chile bien picoso y ajo” para que quienes tuvieron Coronavirus no se reinfectaran. Ese mismo día, en México ya habían muerto 29 personas por covid; en el mundo habían fallecido 41 mil personas. A pesar de estas cifras de horror, al gobernador no se le ocurría revisar a detalle y mejorar los hospitales poblanos para la atención de los infectados, ordenar que los médicos poblanos se capacitaran en los tratamientos más avanzados del mundo, que tuvieran todas las condiciones de seguridad (trajes completos, cubrebocas, sanitizantes, etc.) para poder curar a los enfermos y la compra masiva de medicamento, de tanques de oxígeno, de camas para intubación y todo lo necesario para salvar vidas. Menos se le ocurrió hacer una compra masiva de pruebas para la población y, obvio, jamás pensó ni ordenó un plan efectivo para enfrentar la nueva peste. Estos errores del barbosismo nos costaron miles de muertos.

Crisis sanitaria. Un año después del primer contagio, en Puebla llegamos a los más de 74 mil casos y los muertos suman casi 10 mil. Es un verdadero desastre. En la República Popular China, lugar de nacimiento del coronavirus y en donde viven cerca de mil 400 millones de personas, los muertos por covid no superan los 4 mil 500. Puebla tiene una población que representa al 0.47% de la población de China, pero gracias a Morena los doblamos en número de muertos por coronavirus. China ya creó su vacuna Sinovac, está vacunando a su población y ha implementado los nuevos pasaportes covid para que la población tenga más libertad de movimiento. Puebla ni siquiera tiene las vacunas necesarias y el proceso de vacunación en el estado es un desastre. Hasta el momento, según las cifras oficiales, se han vacunado a 72 mil 442 personas de la tercera edad en Puebla… pero solo con la primera dosis; es decir, ningún abuelito está completamente vacunado. Es curioso que, en Estados Unidos, hasta el 15 de febrero pasado, 70 mil poblanos ya habían sido vacunados en California, Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut, así como en partes del noreste de Pensilvania. Los mexicanos con posibilidades económicas viajan hasta Amarillo, Texas, y otras ciudades estadounidenses para vacunarse. Así está el desastre de vacunación en México.

Crisis económica. Desde 2019, el estado comenzaba ya a dar avisos de crisis económica, debido a las malas políticas de Morena en el gobierno estatal. Para 2020, con los cierres masivos por la pandemia, según las estadísticas oficiales, 119 mil poblanos perdieron su trabajo. El desempleo sacudió al estado. Pero no fue lo único, los salarios cayeron de manera sustancial y se elevó al 54% la población que no tiene dinero suficiente para comprar una canasta básica. Es decir, hay más poblanos con hambre crónica. El gobierno de Miguel Barbosa y el de la capital del estado se han dedicado a perseguir, a toletazo limpio y con órdenes de aprehensión, a los comerciantes ambulantes que buscan ganarse un salario limpio en las calles. Se combate la pobreza a macanazos. “Ante los efectos de la pandemia del Covid-19 que genera muertes, desempleo, cierre de pequeñas y medianas empresas, aumento de precios y problemas familiares, las personas más pobres en la entidad serán quienes más tarden en recuperarse y, al ritmo actual, lograrían regresar a nivel de inicios de 2020, en más de una década. De acuerdo con datos del Coneval y la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del Inegi, la pobreza laboral, es decir, la imposibilidad de adquirir la canasta básica, pese a juntar todos los ingresos de una familia, afecta a 54 por ciento de los poblanos”, dice una nota de Milenio Puebla de 4 de febrero.

De acuerdo con Forbes: “Las previsiones que arroja el Fondo Monetario Internacional (FMI) para el país latinoamericano (México) arrojan una contracción del 8.5% en 2020”. En cambio, China logró, pese a todo, ser el único país del mundo que no se contrajo y creció en 2.3%. “Los economistas esperan que el PIB de China se expanda un 8.2 por ciento este año y continúe superando a sus pares mundiales, incluso cuando otras grandes economías comienzan a recuperarse con el lanzamiento de las vacunas”, sostiene una nota de El Financiero del 17 de enero.

Crisis social. El Fondo Monetario Internacional predice la agudización de estallidos sociales, como resultado de la acumulación de desigualdades detonadas por la pandemia de Covid-19, ya que esta agravó los males que las mayorías ya padecíamos, como la desigualdad, la pobreza, una seguridad social frágil o inexistente y gobiernos ineficientes, corruptos o indiferentes. Esos estallidos son más peligrosos para la gente que para sus opresores. El problema es que cuando una gran crisis social (guerra, terremoto o pandemia) se abate sobre una sociedad con graves carencias y rezagos entre la población menos favorecida, como es el caso de México, esos factores pueden traducirse en un gran estallido social. Las tensiones entre clases sociales permanecen ocultas o atenuadas durante la crisis, porque la gente está más preocupada por salvar su vida que por mejorar su situación económica. Pero más allá del periodo inmediatamente posterior a la pandemia, el riesgo de tensión social se dispara. La tensión social resurgirá cuando la pandemia se disipe. La amenaza puede ser mayor en los casos en que la crisis ponga de manifiesto los problemas latentes, como la falta de confianza en las instituciones, una gestión de gobierno deficiente, pobreza o desigualdad. El diagnóstico es un traje a la medida de México, la 4T y, desde luego, de Puebla.

Sin embargo, Antorcha sostiene que la salida represiva de las clases poderosas ante el malestar social será devastadora y que el pueblo mexicano no debe caer en los peligros que suponen los movimientos espontáneos. Necesitamos un cambio de modelo económico, que es muy diferente a un desahogo momentáneo de su coraje rompiendo vidrios, quemando autos o agarrándose a golpes con los cuerpos de seguridad. Para lograr ese cambio radical es necesario un proyecto integral de país distinto y superior al imperante, como el que propone el Movimiento Antorchista Nacional. Y es urgente que el pueblo se eduque y organice con toda disciplina, inteligencia e infinita paciencia, antes de emprender la lucha. Esto es lo único que puede garantizarle el triunfo y una vida mejor para sus hijos. Ese cambio es el que hizo China en 1949. Eso necesita México y, obviamente, Puebla.

Ante estos planteamientos, reflexionemos que el 6 de junio viviremos una jornada electoral en la que debemos participar de manera inteligente para quitarle espacios de poder a Morena, que es el partido culpable de las cuatro crisis que nos aquejan. No le demos más poder a quienes nos están matando. Usemos la fuerza popular en la boleta electoral. Votemos por nuestras vidas.

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