Los días pasan volando, dice el pueblo, y es verdad, nada los detiene hoy que ya estamos en el 2022 quisiéramos pensar que todo va ir bien, que los problemas y la pobreza que nos agobiaban quedaron atrás, que forman parte de un triste y oscuro pasado, sin embargo, la realidad nos desmiente.
En el terreno económico, la pobreza extrema se ha incrementado en los últimos años, a nivel mundial y en nuestro país, según datos de organismos competentes como el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) hablan de un incremento del 7 a 8.5 por ciento, lo cual significó un aumento de 8.7 a 10.8 millones de personas en dos años; o sea, 2.1 millones más, estas cifras son preocupantes por no decir escalofriantes; sólo de pensar en la penuria que tendrán que sufrir millones de mexicanos en un país en donde la riqueza lo coloca entre las 20 economías más grandes del mundo, queda claro que hay riqueza pero la cuestión es, ¿dónde se encuentra? ¿Quién la tiene?
Ojalá la cifra anterior fuera la única preocupante, pero la pobreza sigue su paso demoledor. De acuerdo con el estudio Medición de la pobreza 2020 del anteriormente mencionado organismo, se contabilizaron 55.7 millones de personas en situación de pobreza, se trata de dos puntos porcentuales entre 2018 y 2020, con un aumento del porcentaje de la población en situación de pobreza de 41.9 a 43.9 por ciento, pero por si esto no fuera suficiente hay 44.9 millones de personas en pobreza moderada. Imaginen la suma de estas cifras en un país donde el total de habitantes que contabilizó el CONEVAL fue, hasta el término del 2020, de 126 millones 14 mil 24 gentes; ahora con un año más de pandemia la situación ha empeorado, hay 3.8 millones más de personas pobres en nuestro país.
Con estos datos ya podemos imaginar las desgracias y carencias que tienen millones de mexicanos, pues la pobreza es el germen del hambre, de la desnutrición, de la falta de vivienda o de viviendas construidas con materiales perecederos que tan pronto azota algún huracán o lluvia con granizo las dejan completamente inservibles; la pobreza obliga a cientos de miles de familias a verse en la necesidad de mandar a sus pequeños hijos a trabajar en los campos con jornadas agotadoras y bajo los inclementes rayos del sol, con salarios de hambre y abandonar las escuelas.
Bajo el hambre acecha otra desgracia más a niños y adolescentes, su ingreso a las filas del crimen organizado, pues este les presenta una oportunidad, aunque efímera para lograr algunos recursos que les permitan no morir de hambre además de proporcionarles algunos pequeños lujos que se muestran como lo más deseable por todos los medios de comunicación.
Bajo este gobierno el crimen ha alcanzado la cifra más alta de la historia desde que se lleva un registro, 109 mil 691, hasta hoy. Los michoacanos escuchamos con enorme preocupación que a diario hay crímenes, pero seguramente los habitantes de Veracruz y Zacatecas que hoy son gobernados por morenistas están igual o más intranquilos, debido a las masacres que se han suscitado en estos días.
La misma fuente, la pobreza, ha arrojado a millones de mexicanos fuera de nuestras tierras, cuántas familias se han quedado sin cabeza, cuántos de nuestros hermanos han agotado sus jóvenes fuerzas para servir a una patria que no es la nuestra, y cuántos más se siguen arriesgando para alcanzar el sueño americano. Según datos recientes la Border Patrol devolvió, del 2019 a la fecha, casi un millón 200 mil compatriotas, pero hay gobiernos que lejos de avergonzarse se sienten orgullosos de obligar a su pueblo por la cadena del hambre a emigrar, a ser discriminados e incluso a arriesgar su vida para dejar atrás una tierra que no les ofrece nada, es el caso del gobierno de la 4T., ¡verdaderamente indignante!
Los millones de mexicanos que sufrimos los estragos de la pobreza debemos convencernos de que es urgente un cambio de modelo económico con un gobierno apoyado por todos los que padecemos para lograr una mejor distribución de la riqueza y hacer de México una nación más prospera y justa.
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