A escasos meses de que finalice la administración de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), no puede hacer alarde de sus “grandes transformaciones”; tampoco echar las campanas a vuelo porque los mexicanos siguen esperando que se les haga justicia, que se les saque del rezago en el que se ha estancado desde hace ya muchísimos años.
La pobreza se sigue agudizando conforme pasa el tiempo. En México, se han desatado los males y desgracias que la humanidad puede padecer, sean enfermedad, vicio o crimen, y con ello, sufrimos todos, sobre todo los más vulnerables.
La situación en nuestro país es desesperada. Mientras para unos cuantos, que ahora se han apropiado del poder de la nación, es de riqueza y lujos, para la inmensa mayoría de los mexicanos la pobreza y la pobreza extrema no han abandonado sus hogares, a pesar de las migajas que desde el Gobierno les lanzan para acallar y sofocar el malestar social. Sumado a ello, cada vez más zonas del país se sumen en la violencia y en el control de la delincuencia organizada.
Los mexicanos sin acceso a servicios de salud aumentaron de 20.1 millones de personas en 2018 a 50.4 millones en 2022 y, según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut 2022), de los niños de dos años sólo el 26.6 % tiene esquema completo de vacunación; porcentaje que es inferior entre la población indígena (23 %).
Aunque la Cuarta Transformación trate todos los días de maquillar la realidad, las amas de casa desmienten lo dicho por el oficialismo al momento de ir a comprar la canasta básica, la cual todos los días es más inaccesible para miles de familias.
Los mexicanos no merecemos las migajas que reparte este Gobierno: este año tenemos la oportunidad para corregir los errores que cometimos en 2018.
Los usuarios del sistema de salud también desmienten el mundo feliz de López Obrador: los niños y maestros que no cuentan con escuelas dignas; los agricultores a quienes les dieron la espalda ante la intensa sequía; las madres buscadoras a quienes el Gobierno tacha como enemigas de la transformación; los niños con cáncer a quienes se les trata como golpeadores del Estado; los transportistas que padecen las malas vías de comunicación y un largo etcétera.
La realidad nos muestra los verdaderos datos, no los datos fantasiosos del presidente que, aunque en todas las mañaneras nos trate de vender su verdad, son las miles de familias quienes padecen todos los días las burlas y malas decisiones del inquilino de Palacio Nacional, pues es en este Gobierno donde el malo se convierte en bueno y el bueno es criticado, señalado, denostado, perseguido, es decir, es el malo de la historia.
Ante el panorama de este Gobierno improvisado y sin resultados, los mexicanos debemos cuestionarnos si ese es el destino que queremos para nuestras familias. Los mexicanos no merecemos las migajas que reparte este Gobierno, pero los cambios sólo se pueden lograr con la participación del pueblo; con la lucha del pueblo organizado y educado.
Ya iniciamos 2024: este año tenemos la oportunidad para corregir los errores que cometimos en 2018, por lo que desde aquí los invito a que se organicen y luchen a lado de nuestra organización, el Movimiento Antorchista Nacional (MAN). No descartemos la posibilidad de que juntos cambiemos la situación en que se encuentra nuestro México, tan lastimado por todos los partidos que nos han gobernado.
Sólo el pueblo trabajador organizado y concientizado podrá hacer valer su fuerza y formar su propio partido; uno que verdaderamente represente sus intereses y, con ello, conquistar el poder para lograr la tan esperada prosperidad.
A eso invitamos y hacemos el llamado a todos los mexicanos que hemos padecido en carne propia las verdaderas necesidades. Sólo en nuestras manos está hacernos justicia.
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