El crecimiento de la ciudad de Chihuahua en los últimos 10 años se ha visto potenciado debido a la migración de los rarámuris que salieron obligados de sus pueblos y comunidades, hacia la ciudad, en busca de mejores condiciones de vida.
Migraron de las zonas rurales a las urbanas porque en sus comunidades de origen no encuentran trabajo, ni cuentan con condiciones de desarrollo personal, social y comunitario; existen asentamientos que durante toda su existencia han carecido de los servicios más básicos, como agua potable, electricidad y drenaje, además de escuelas.
Es así como las comunidades rurales se están vaciando de sus habitantes para llenar las ciudades y las zonas urbanas. Sin embargo, es errónea la idea de que yéndose a la ciudad la vida de los migrantes cambia radicalmente.
En las ciudades también hay pobreza, hay carencias de empleos, de servicios básicos en colonias populares o asentamientos rarámuris. En las grandes ciudades existen cinturones de miseria, corredores de colonias populares que carecen de todo. La pobreza no es privativa de las zonas rurales.
El Coneval, en su estudio de medición de la pobreza, dice que “la población en situación de pobreza extrema en Chihuahua creció de 93 mil 300 en el 2018 a 110 mil quinientas personas en 2020”. Estos son los últimos datos que se han presentado, y aún es preciso saber cuáles son los datos actuales.
En enero de 2020, El Heraldo de Chihuahua publicó que “con la esperanza de huir del hambre, la violencia, falta de empleo, y carencia de oportunidades para salir adelante, los rarámuris abandonan sus hogares ubicados en la Sierra de Chihuahua, y buscan en ciudades conurbadas una mejor calidad de vida, conformando los ya conocidos asentamientos Tarahumaras”. Este problema no es nuevo, ya es de mucho tiempo.
Entonces, la solución del problema no radica en cambiar de aires para que cambie el rumbo de la vida de millones de mexicanos en condiciones de pobreza; no es en automático que, saliendo del campo a la ciudad, mágicamente va a cambiar su vida. La marginación y la pobreza existe en el campo y en la ciudad.
Esa marginación y pobreza en más de 95 millones de mexicanos se tiene que tratar como un tema prioritario. Existen cuatro ejes fundamentales que pueden contribuir a mejorar verdaderamente las condiciones del pueblo:
1.- Generación de empleos para todos mexicanos en condiciones de trabajar.
2.- Salarios bien pagados.
3.- Una política fiscal progresiva, que pague más quien más gana y, por tanto, que pague menos quien gane menos.
4.- Una reorientación del gasto social.
Estos cuatro ejes que propuso el Movimiento Antorchista Nacional, hace ya prácticamente cinco años, son propuestas bien meditadas, y perfectamente aplicables, lo que traería como consecuencia una mejoría en la vida de los mexicanos, pero en el último de los casos, el verdadero cambio que necesita el país tiene que ser obra del mismo pueblo.
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