Los antorchistas de todo el país, condenamos, a una sola voz, el asesinato de nuestros compañeros Conrado Hernández Domínguez, Mercedes Martínez Martínez y de su pequeño hijo, quiénes fueron cobardemente privados de la vida el pasado 12 de abril en la carretera federal México-Acapulco cerca de Chilpancingo, Guerrero.
Este crimen inaceptable y cobarde en contra de los luchadores sociales, es un acto cobarde no sólo contra nuestros compañeros, sino contra el género humano, pues nadie tiene el derecho de acabar con la vida de otra persona.
Pareciera que, con tal acto, tratan de silenciar una verdad. Sin embargo, lo único que dan son elementos para que el Movimiento Antorchista siga creciendo, desarrollándose y continue avanzando en su proyecto de nación porque el asesinato de nuestros compañeros no quedará nunca en el olvido, seguiremos clamando y exigiendo ¡justicia! No solo por ellos, sino por todos a los que de una forma cobarde les han arrebatado la vida.
Antorcha, con más de 48 años (ya casi 50) cuenta con la disposición de miles de mexicanos que han entendido la realidad social por la que atraviesa el país y en el transcurso de esa comprensión, se han decidido a luchar por mejores condiciones para ellos y sus familias.
La pobreza, es la verdadera enemiga y la culpable de tantas atrocidades que se cometen contra los más humildes, contra los desprotegidos. Una vez que se comprenden los ideales, la solución y el camino a seguir que plantea el Movimiento Antorchista Nacional (MAN), se lleva a la práctica, es decir al activismo, a convertirse en luchadores sociales como lo eran los compañeros asesinados.
Así como Conrado y Mercedes, hay miles de antorchistas que han entendido la situación política del país y han abrazado la lucha que Antorcha realiza a lo largo y ancho de la república mexicana. Gracias a Antorcha somos testigos de los cientos de beneficios que se entregan a las familias que más lo necesitan, y son los antorchistas los más aferrados a creer que un mundo diferente y mejor es posible, uno donde no exista tanta desigualdad, donde la gente pueda tener lo más indispensable para vivir, donde no sufra tantas carencias como ahora, con servicios médicos de primera calidad, educación, servicios básicos, una alimentación segura.
Lamentablemente, no basta soñar con un mundo mejor y solo conocer la realidad, hay que luchar por transformarla, esto era lo que hacían los compañeros, luchar por transformar en cada uno de sus centros la realidad de su comunidad.
Sin embargo, todos sabemos que hoy la inseguridad está como nunca la habíamos visto, producto del desinterés de los gobiernos y del aumento de la pobreza y la desigualdad que persiste en muchos de los estados. A esto también se suman los desaparecidos, los asesinatos, y toda una lista de injusticias que tiene que pagar con sangre el pueblo trabajador.
Por eso es preciso decir, que no debemos normalizar la violencia, pidamos justicia cuando sea necesario, pidamos justicia por las mayorías que se encuentran en las minorías de gozar de la riqueza social tan basta que existe en México, pero que no se distribuye de forma equitativa y tenemos que sufrir los problemas que a diario vemos que se cometen en contra de personas inocentes como Conrado y Mercedes.
Tampoco debemos normalizar la pobreza y mucho menos los crímenes cobardes como los que acabamos de ser testigos, denunciemos la inseguridad, denunciemos la matanza de los miles y miles de seres humanos que se ven todos los días, alcemos la voz contra el gobierno federal que nada ha hecho por mejorar las condiciones de vida de los mexicanos, pues hoy estamos peor que antes.
No debemos minimizar los problemas sociales, antes bien tenemos que alzar la voz pues de otra forma no habrá manera de que nuestra situación mejore. Digamos alto a las masacres no sólo de los asesinatos de nuestros compañeros, si no por todas las muertes que sufre México. Hoy fueron ellos, mañana quién sabe.
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