En 1844 Carlos Marx y Federico Engels publicaban su obra La Sagrada Familia, en la que resalta esta reflexión de profundo contenido filosófico: “Si el ser humano es un producto de sus circunstancias, tendremos que humanizar las circunstancias”, frase que conserva hoy plena vigencia, pues a pesar de los años transcurridos, las circunstancias de nuestra sociedad siguen conformando al hombre, modelándolo, imponiéndole condiciones terribles como la incertidumbre y la necesidad diaria de encontrar el sustento familiar en esta verdadera jungla que es la injusta injusta y cruel sociedad en la que nos ha tocado vivir.
Millones de mexicanos han debido sobreponerse y han tenido que aprender a vivir en circunstancias inhumanas, que aunque siguen siendo difíciles de ver y muchas veces desgarradoras, ya no son extrañas ni sorprenden, pues se han generalizado tanto que han pasado a ser algo común dentro en nuestra sociedad; cada vez es más normal ver gente, y cada día en mayor número, pidiendo limosna por las calles o en los centros históricos de muchas ciudades, o a muchos niños en los semáforos lanzando pelotitas.
Muchos de nosotros nos hemos impactado al ver la situación de pobreza en la que viven habitantes de otros países, sin darnos cuenta de que el nuestro es uno de los que más la padece. Basta un vistazo a las estadísticas. Según el estudio “Medición multidimensional de la pobreza en México 2018-2020”, realizado por el CONEVAL, la población en situación de pobreza tuvo un incremento de dos puntos porcentuales, pasando del 41.9 al 43. 9 por ciento, lo que en cifras reales significa que de 51.9 millones de personas, se pasó a 55.7 millones.
Otro dato. De los 32 estados, en 26 de ellos sumaron a sus filas de pobreza extrema a millones de mexicanos, lo que queda evidenciado también a nivel nacional al pasar del 7 al 8.5 por ciento, es decir, de 8.7 millones a 10.8 millones de personas.
La situación que muestran estos datos, como todos lo sabemos, no es nueva, pero se vio agravada por el mal manejo que el gobierno federal, encabezado por López Obrador, ha hecho de la pandemia, y por la gran falta de apoyos, tanto a las familias más vulnerables como a las micro, pequeñas y medianas empresas, de las cuales, quedaron desempleados 4.12 millones de trabajadores, esto según datos registrados y dados a conocer por El Financiero.
Así que, hambre, desempleo y pobreza son algunas de las palabras que han marcado para la historia a este gobierno, pues cientos de informes han salido a la luz dando a conocer estos escalofriantes datos, pero, desafortunadamente, no son los únicos. La carencia por acceso a los servicios de salud ha incrementado también alarmantemente. En el país pasamos de 16.2 a 28.2 por ciento de la población que no tiene acceso a una atención médica, y hablando en término reales, ello significa que pasamos de 20.1 a 35.7 millones de mexicanos que carecen de este servicio.
Pero veamos más de fondo esta situación, porque muchas veces se cree, y además erróneamente, que este problema afecta mayormente a las zonas rurales, a aquellas que se encuentran más alejadas de las grandes ciudades y de los avances tecnológicos, y también, que los residentes de las zonas urbanas cuentan con una cobertura total de este servicio; nada más alejado de la realidad.
En el mismo estudio del CONEVAL podemos ver que en la zona rural la población sin acceso a servicios de salud pasó de 13.7 a 30.5%, y en la zona urbana la situación no es diferente: del 17 por ciento pasamos al 27.4 por ciento de habitantes que perdieron este servicio.
Pero dentro de todo este cuadro aterrador hay todavía más. El “Estudio sobre hacinamiento y fallecimientos con COVID-19”, realizado por la organización Hábitat para la Humanidad también muestra la situación tan difícil por la que deben de atravesar los mexicanos. Solo un dato: en México existen 28.7 por ciento de viviendas en hacinamiento, esto significa que las familias viven amontonadas; a veces son hasta 12 integrantes los que ocupan un solo establecimiento, y es en esta situación que se encuentran casi 51 millones de personas.
Ahora sí, con un rápido y muy breve análisis de la situación en la que se encuentra nuestra sociedad, podemos darnos cuenta e incluso hasta contestar algunas de las preguntas que los políticos y falsos filósofos de nuestros tiempos se hacen: ¿Por qué incrementa la delincuencia? ¿Por qué hay más narcotráfico? ¿Por qué se sigue violando y matando a mujeres? ¿Por qué cada día los periódicos nos muestran imágenes de personas asesinadas y abandonadas? ¿Por qué los jóvenes roban?
Amable lector, espero no pecar de imprudencia y que mi atrevimiento no sea tanto, pero la respuesta a todas esas preguntas se encuentra en los datos arriba mencionados. Mientras sigamos viviendo en una sociedad dividida en clases, y mientras la repartición de la riqueza siga siendo tan injusta y siga matando a miles y miles de mexicanos por hambre, enfermedad o por el simple hecho de no seguir mal viviendo en este país, la situación, no cambiará. Y quedará más que evidente, nuevamente, que las palabra de Marx no han perdido vigencia: que si las circunstancias del hombre son inhumanas, el hombre se volverá inhumano. Urge, pues, un cambio verdadero que garantice y brinde a los mexicanos condiciones humanas para poder desarrollarse humanamente.
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