MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La contradicción de la ciencia en el capitalismo

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En este artículo se abordará un tema de suma relevancia a nivel mundial, pero del que quizá muy poca gente se encuentra suficientemente informada: las implicaciones y grandes cambios económicos que traerá el desarrollo de la inteligencia artificial y su uso cada vez más extendido en el terreno de la producción.

La inteligencia artificial es un avance tecnológico de última generación que aún no tiene una definición universalmente aceptada; sin embargo, fundamentalmente se trata de un sistema de software informático, es decir, algo así como un programa para alimentar de información a las computadoras. 

En el desarrollo de la inteligencia artificial se observa la gran contradicción que enfrenta la ciencia y la tecnología en el sistema capitalista: entre más riqueza se crea, más se incrementa la pobreza.

La inteligencia artificial está programada para realizar funciones avanzadas que requieren de la intervención humana y que ahora podrán ejecutar aparatos tecnológicos y máquinas que funcionen con dicho software.

Algunas de las características principales de la inteligencia artificial son que tiene la capacidad de percibir su entorno a través del procesamiento de datos e información suministrada o adquirida por su cuenta, con la finalidad de tomar decisiones y ejecutar acciones que cumplan un objetivo o una tarea específica.

Dicho de otro modo, la inteligencia artificial es un campo de la informática que se enfoca en crear sistemas computacionales que puedan realizar tareas que normalmente requieren inteligencia humana, como el aprendizaje, el razonamiento y la percepción, y que con el paso del tiempo extenderán sus usos y funciones a todos los ámbitos de la vida humana.

Esto último ha despertado gran interés en los principales foros económicos, organismos internacionales y empresas del mundo, por las implicaciones negativas que tendrá para los seres humanos.

Por ejemplo, en el Foro Económico Mundial, realizado en Davos, Suiza, en enero de 2024, al que asistieron los líderes políticos, empresarios, banqueros, científicos y analistas más influyentes del mundo, el tema central de los debates públicos y privados fue el uso de la inteligencia artificial. Algunas de las preocupaciones principales de los analistas en este foro fueron las siguientes:

Primero, que con el desarrollo y aplicación de esta tecnología se incrementarán las desigualdades entre los países del mundo, es decir, entre los países desarrollados y subdesarrollados, incrementando espantosamente la dependencia económica de estos últimos hacia los primeros.

Segundo, que la introducción de la inteligencia artificial en las fábricas y empresas de todo tipo provocará un desempleo masivo, que incrementará el ejército industrial de reserva, de por sí ya gigantesco en el actual sistema económico capitalista, lanzando a más gente a las calles, a la delincuencia y a la emigración. La introducción de maquinaria automatizada traerá como consecuencia el despido de obreros que hoy tienen empleo.

Dos meses después, en marzo de 2024, el poderoso banco norteamericano Goldman Sachs afirmó que el desarrollo de la inteligencia artificial podría conducir a la automatización de hasta una cuarta parte de los trabajos en Estados Unidos; a dos terceras partes de los trabajos en todo el mundo, y a nivel global se verían afectados hasta 300 millones de obreros que quedarían desempleados.

El pasado 5 de agosto, el Banco Mundial y la Organización Internacional del Trabajo emitieron un boletín en el que afirmaron que la inteligencia artificial podría afectar hasta 88 millones de puestos de trabajo en Latinoamérica, es decir, entre el 26 % y el 38 % de toda la fuerza laboral de la región.

Según estos organismos, la inteligencia artificial generativa, aquella capaz de generar texto, imágenes y otros medios en respuesta a comandos informáticos, será la que más afecte a los trabajadores de las zonas urbanas, sustituyendo a profesionistas como maestros, arquitectos, médicos, ingenieros y empleados de cadenas comerciales, tiendas de autoservicio, departamentales, bodegas, etcétera.

Tanto el Banco Mundial como la Organización Internacional del Trabajo sostienen que México será uno de los países más afectados por esta tecnología y calculan que podrían perderse hasta 20.4 millones de empleos, un 35 % de nuestra fuerza laboral total. Ello sin duda traería graves consecuencias económicas para la clase trabajadora mexicana, con el respectivo incremento de la desigualdad, la pobreza y la inseguridad.

Así pues, en el desarrollo de la inteligencia artificial se observa la gran contradicción que enfrenta la ciencia y la tecnología en el sistema capitalista. Pues, por un lado, se crea mucha más riqueza a nivel mundial, al mismo tiempo que crece la pobreza.

No cabe duda de que la inteligencia artificial se trata de un gran avance para la humanidad en su conjunto, que permitirá el aumento en la producción de riqueza, riqueza que se manifiesta en forma de un cúmulo inmenso de bienes materiales, que podrían reducir las excesivas jornadas laborales de los trabajadores de la ciudad y el campo, y permitirles tener tiempo libre para estar con sus familias, recrearse y acceder a la cultura y el deporte.

Sin embargo, como la inteligencia artificial obedece a la lógica de la generación y acumulación de riqueza en manos de unos pocos multimillonarios en el planeta, no ocurre así. Se pone de manifiesto la terrible contradicción de la ciencia en el sistema capitalista: entre más riqueza se crea, más se incrementa la pobreza.

El problema no es el desarrollo científico y tecnológico; el problema es que ese desarrollo es resultado de un modelo económico que no tiene como objetivo principal mejorar la vida de los seres humanos, sino generar y acumular riqueza en unas cuantas manos.

Hoy en día, con la mecanización y el uso de la inteligencia artificial, se podría producir lo necesario para que toda la humanidad viva bien: alimento suficiente, viviendas dignas, medicinas, infraestructura de calidad sin dañar el medio ambiente, pero como consecuencia del modo de producción capitalista, no sucede así.

Por desgracia, el desarrollo científico se utiliza para aumentar la explotación de los trabajadores, para producir armas de destrucción masiva que ponen en riesgo la supervivencia de la humanidad y también para explotar los recursos naturales irracionalmente y sin ninguna planeación.

El problema es el sistema económico; por ello, la lucha de los trabajadores del mundo debe dirigirse en contra de la estructura actual del modo de producción, no en contra de los avances tecnológicos ni del desarrollo de la ciencia. 

Debemos tomar conciencia de que se necesita construir un modelo económico distinto al actual, en el cual se produzca para mejorar la vida de los seres humanos y no para incrementar las fortunas de los grandes magnates. Un sistema en el cual la ciencia y la tecnología estén al servicio de la humanidad.

En un primer momento, es posible avanzar en el reparto más equitativo de la riqueza social sin renunciar a la empresa privada ni al mercado, pero poniendo a estos al servicio de los intereses de la sociedad en su conjunto, dirigidos por un gobierno que tenga claridad sobre sus objetivos y que cuente con el respaldo de la mayoría de los trabajadores.

Por esta razón, aumenta la relevancia del modelo económico de los 4 ejes que propone el Movimiento Antorchista:

  1. Una política fiscal progresiva para que paguen más impuestos los multimillonarios.
  2. La reorientación del gasto social hacia las zonas más desprotegidas.
  3. Empleos para todos aquellos que estén en edad de trabajar.
  4. Cuarto, salarios suficientes para los trabajadores.

Ojalá todos estemos de acuerdo con estos principios, que sirven al beneficio del mundo entero.

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