Indudablemente, el sector estudiantil sigue siendo la parte fuerte en México. La formación científica de nuestra juventud es indispensable para un futuro más justo y equitativo para todos los mexicanos.
De acuerdo con datos del INEGI, al año 2010, “el grado promedio de escolaridad a nivel nacional era de 8.6, lo que equivalía a un poco más del segundo año de secundaria, para 2020 este indicador se ubica en 9.7” (apenas el tercer año de la secundaria). Los estados que presentan una mayor escolaridad son la Ciudad de México, Nuevo León y Querétaro, mientras que los tres con menor escolaridad son Guerrero, Oaxaca y Chiapas. Los tres primeros con escolaridad de primero y segundo año de preparatoria, y los tres últimos, con escolaridad de primero y segundo año de secundaria.
México viene arrastrando ya de por sí un problema educativo de generaciones, otro problema latente es el analfabetismo. Sobre esto, los datos del INEGI revelan los siguientes datos para 2021: “En México, todavía hay 4 millones 456 mil 431 personas analfabetas; es decir, 4.7 por ciento de la población con 15 o más años de edad que no sabe leer ni escribir un recado. Los datos oficiales muestran que son los estados más pobres los que padecen esta condición. Chiapas (610 mil 531 personas), Guerrero (557 mil 053 personas) y Oaxaca (525 mil 858 personas), conocido como el triángulo de la miseria, se encuentran entre los primeros lugares”. Estos datos no son para nada alentadores, sin embargo, lo que sí revelan, es que la educación y formación de los mexicanos está sujeta a las condiciones económicas de las familias. En términos más crudos, pero mejor entendibles, la pobreza de los mexicanos prohíbe su preparación educativa.
Pero el problema se agravó con la pandemia de la covid-19, pues los datos revelados por el INEGI sobre la deserción escolar vuelven a prender los focos rojos, veamos: “Para el ciclo escolar 2020-2021 la población inscrita es de 32.9 millones (60.6 por ciento del total de 3 a 29 años), de estos, 30.4 millones (92 por ciento) son población que también estuvo inscrita en el ciclo escolar pasado (2019-2020) y 2.5 millones (8 por ciento) son inscritos que no participaron en el sistema educativo en el ciclo escolar 2019-2020.
El alumnado entre 3 y 29 años que sí estuvo inscrito en el ciclo escolar 2019-2020, pero que no continuó o desertó del sistema educativo en el ciclo 2020-2021 debido a la pandemia o debido a la falta de recursos económicos fue de 1.8 millones; la mayoría fue de escuelas públicas con 1.5 millones en comparación con 243 mil de escuelas privadas. Aquí se nos vuelve a presentar otro problema, que no se está atendiendo. Este último dato, que es de 2021, son casi medio millón de estudiantes que desertaron de la escuela, y la razón principal, aunque se trate de dorar la píldora, fue la falta de ingresos en el hogar. Para todos los mexicanos fue evidente la desaparición de empleos, el cierre de fábricas, maquilas y negocios comerciales, esto arrojó a millones de mexicanos a su suerte, por esta razón, los jóvenes en edad de trabajar, e incluso niños, tuvieron que dejar las clases virtuales y buscar trabajo, en lo que fuera.
Ante la falta de preocupación de la 4T y de Andrés Manuel López Obrador por la profesionalización de la juventud en México, ante su desinterés absoluto por la formación de hombres y mujeres de ciencia en el país, la tarea del estudiantado mexicano es primero, organizarse y luchar por una educación democrática, crítica, científica y popular. Los estudiantes tienen que ser capaces de barrer planteamientos tan absurdos, como el de la secretaria de Educación, Delfina Gómez, que busca un adoctrinamiento de la juventud estudiosa, pero no un pensamiento libre y creador. Tienen que luchar por un programa educativo que forme científicos de vanguardia, que sean capaces de innovar y llevar a México por un camino de desarrollo.
La otra tarea, que es no menos importante, es la de educar al pueblo de México. Como dijo nuestro querido líder nacional de Antorcha, Aquiles Córdova Morán: “La gran tarea de la juventud es educar al pueblo”.
Tenemos que enseñar al pueblo a escribir y leer, que ellos nos enseñarán a luchar por una patria justa y equitativa para todos. El pueblo de México jamás abandonará a la juventud estudiosa, pues son sus hijos, pero a los hijos nos toca enseñarles las letras. Llegará el día en que se unan estas dos fuerzas necesarias, el trabajo manual y el trabajo intelectual para crear una nueva sociedad.
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