(I Parte)
Supongamos que usted creó el equipo de futbol "Relámpago" en su colonia, su escuela o su trabajo y que un candidato a Gobernador le pide reunirse para solicitar su voto. Usted, rapidamente, moviliza la estructura completa del equipo para la entrevista con él, empezando por usted mismo como entrenador, convoca al capitán, al auxiliar médico, al auxiliar físico y todo el equipo técnico, a todos los jugadores, porteros, defensas, medios, delanteros y suplentes, así como al director de la porra, los porristas y a los familiares y amigos, vecinos y compañeros de labor que participan del sueño de ganar la copa en contienda. Cita también al responsable de la pésima cancha rentada donde entrenan y juegan sus compañeros, a los choferes amigos que transportan al equipo a las canchas de los adversarios; convoca también a las empresas que donaron uniformes, pelotas y demás enseres deportivos, etc. Hasta aquí, usted se puede dar cuenta claramente de que su candidato pidió el voto de toda una organización social, viva, actuante, jerarquizada, donde cada elemento que la compone tiene su papel y, cosa muy importante, tiene una estructura propia que le hace ser precisamente una organización social (perdone la redundancia), estructura sin la cual no es posible siquiera imaginar su equipo, estructura cuya existencia y características hicieron que el candidato volteara precisamente los ojos hacia ella. Usted, luego de consultarlo con sus compañeros, aprovecha el encuentro con el candidato para solicitarle la construcción de una buena cancha, con gradas, gimnasio, baños, mobiliario y equipamiento adecuados, así como transporte para movilizar al equipo y la contratación de educadores físicos y maestros deportivos para los hijos de sus jugadores así como las instalaciones pertinentes, peticiones que usted sabe que son estrictamente necesarias y contempladas en la Constitución Mexicana como justas de exigir a los gobiernos. El candidato, por supuesto, promete y anota concienzudamente en una tarjeta la demanda de quienes considera ahora sus grandes amigos. Muy bien. En la votación, ese candidato gana. Y luego de darle tiempo de que se establezca bien, usted lo visita para recordarle su promesa, él lo recibe jubiloso, le platica de sus grandes planes de gobierno y le pide por escrito la petición, usted la entrega...y comienza el calvario.
Para ahorrarnos más imágenes, después de cuatro años de traerlo a usted y al "Relámpago" dando vueltas infructuosas, y como usted —supongamos otra vez— ya ha denunciado públicamente que él mintió, su antes gran amigo el gobernador lo acusa a usted ahora de ser un intermediario, de que él no resuelve "bajo presión", que no trabaja con organizaciones sino que resuelve los problemas a la gente "directamente", sin intermediarios, o sea, ¡a toda la estructura social que antes buscó para pedirle su voto ahora la tacha de intermediaria! y le contesta a usted que le haga como quiera, pero que no cumplirá lo que prometió, porque usted "quiere encajar la uña" y porque el dinero así "no llega a la gente", punto, —¡pero usted ni dinero le pidió, sino la cancha, la obra!—. Usted seguramente se sentirá traicionado. Y bien que sabe que ni a usted ni a ninguno de sus vecinos, ni a los equipos adversarios les ha construido las unidades deportivas que requieren y que a todos prometió, o sea, que no hay tal solución "directamente a la gente", porque por todos lados ve usted las carencias. Además, de acuerdo con la opción que le da el disgustado gobernador cada uno de sus jugadores tiene que gestionar por separado su uniforme, uno las butacas, otro los baños, otro las porterías, otro...etc., lo cual es un absurdo. Así, el único resultado posible...es la desaparición de su equipo. Es como si el Gobernador quisiera que el "Relámpago" juegue en un torneo, pero que el equipo gubernamental enfrente a los jugadores de usted, pero a cada uno por separado, ¡sin hacer equipo! ¡Abrase visto! Así de ventajoso.
Pues así está el Gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, con los grupos populares antorchistas de esa entidad que, cansados de sus promesas incumplidas, mantienen un plantón que cumple ya 21 días este domingo 8 de marzo. Así, en esos mismos términos declaró Ordaz Coppel recientemente a la prensa de aquella entidad; sólo hay que añadir que el gobernador priista se suma a la peor política del presidente morenista López Obrador y la toma como modelo para justificar su vileza: abiertamente declara que sigue sus pasos y no atiende a organizaciones "intermediarias". Claro está que ambos nunca califican de intermediarias a las cámaras empresariales, ni las asociaciones de empresarios y banqueros. ¡No...faltaba más, ello sería un pecado capital! O sea, al "Relámpago" lo quiere enfrentar de a jugador por jugador, pero a los equipos de los ricos no sólo no los enfrenta, sino que acepta que jueguen perfectamente sincronizados y organizados, y, además se pone de su lado y pita a su favor.
Sin proporcionar una sola prueba, Ordaz Coppel acusa a los antorchistas de "haber vivido durante muchos años de lo que el gobierno federal les daba y ahora que no cuentan con ese apoyo "quieren encajarle la uña" al Estado de Sinaloa, o sea, a su Gobierno. Así, el gobernador sinaloense pretende deslegitimar los éxitos de la lucha popular presentándolos como vergonzosas dádivas de los gobiernos federales anteriores y legitima al gobierno de AMLO, que ha hecho los recortes más terribles a los programas que mitigaban algo la espantosa pobreza. Es como si los partidos ganados y los goles metidos limpiamente por el "Relámpago", a pesar de todos los riñones que hayan puesto los jugadores, fueran decretados ilegítimos y deshonrosos, por arte de magia. Así, roba en la mesa (de prensa) lo que no pudo ganar en la cancha.
Ingenuamente Ordaz Coppel cae en contradicciones que le dan la razón a mis compañeros de Sinaloa: los antorchistas, dice, "se acostumbraron a recibir pavimentaciones, vivienda, despensas; no tienen llene". (luznoticias.mx, 6 de marzo de 2020). Y en efecto, si las pavimentaciones fueron recibidas, si el apoyo para mejoramiento de vivienda fue recibido, y si las despensas fueron recibidas, como paladinamente acepta, ¿entonces por qué dice que no llegan?, ¿a dónde quedó el intermediario? El gobernador atropella la lógica en su afán por desprestigiar a quienes con toda justicia le exigen cumplimiento a sus promesas (hay minutas firmadas que ha exhibido públicamente el Ing. Pergentino Cortés Girón, dirigente antorchista estatal). Y si los antorchistas no son otra cosa que pueblo organizado, esto es, ESTRUCTURADO, justo como el "Relámpago", ¿qué significa que Ordaz Coppel se queje de que ese pueblo "no tiene llene"?: desprecio a los pobres y su equipo, a su organización. o sea, lloriquea ante la opinión pública para que se solidarice con él, porque esos exigentes pobres no se quedan callados, denuncian sus artimañas y le piden obras y servicios, como agua potable, electricidad, drenaje sanitario, regularización de colonias humildes, pavimentación de calles, revestimiento de arroyos, puentes, alumbrado público, carreteras y otras —ello equivale a acusar al "Relámpago" ¡de querer una cancha para jugar y de jugar!—. ¡Todo eso falta! Es la brutal pobreza de su pueblo la que "no tiene llene". Así, el gobernador sienta las bases para criminalizar a los pobres ¡por ser pobres! Este es el paso previo necesario para justificar la represión y el pueblo sinaloense debe estar alerta para repudiar esa política y exigir, insistir en la solución a sus demandas.
Paso enseguida a analizar algunas cifras elementales de la pobreza que muestran que con Quirino Ordaz Coppel la pobreza no ha disminuido en Sinaloa, que la pobreza tiene más hambre, que ni Quirino ni 20 gobiernos anteriores la han satisfecho. Espero que me siga en la siguiente colaboración para ir resolviendo juntos esta cuestión.
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