En Quintana Roo se ha agudizado las problemáticas sociales, en pleno siglo XXI, los pobres del campo además de no recibir ayuda para trabajar sus parcelas, siguen sufriendo debido al abandono y discriminación gubernamental, en las comunidades pobres de la zona maya de la entidad, es muy deficiente la atención médica, no hay obras de infraestructura y carecen los servicios básicos. Pero si acercamos más la lupa, con base a los datos estadísticos del propio gobierno federal, señala que, en la zona indígena del estado, poco más de 30 mil personas son analfabetas, y el 30 por ciento de la población sufre de desnutrición.
Son miles de familias de las localidades que viven de lo poco que producen, que, aunque no es una de las principales fuentes económicas sí es de gran ayuda para estas familias que aún viven de lo que producen en sus tierras, aun así, las autoridades estatales y municipales se muestran indiferentes y no están realmente preocupados por apoyar a este sector importante de la población para que puedan mejorar sus condiciones de vida.
Lo que ocurre cuando ya no se puede seguir viviendo del campo es irse a buscar trabajo a la urbe de las grandes ciudades como Cancún, Playa del Carmen, Tulum o la misma capital Chetumal, pero esto muchas veces resulta contraproducente ya que los empleos en las zonas turísticas son fortuitos y dejan en la misma posición de desempleo a quienes salen de sus comunidades en busca de un mejor futuro. A pesar de esto se sigue diciendo que en los últimos dos años se ha notado un crecimiento en la producción agrícolas, pero con grandes problemas como el alto precio de los insumos y factores climáticos lo que afecta la mayor parte de la producción, incluso el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), ha dado a conocer que en 2022 según las encuestas hubo un aumento de hectáreas de tierras trabajadas llegando hasta 239 mil 886, sin embargo, un gran número de tierra que antes se usaban para cultivo ahora están abandonadas.
Es decir que el abandono al campo empeoró en la pasada administración de Carlos Joaquín y ahora tampoco se le está tomando la importancia necesaria a la situación y aunque ahora se conocen mejor los datos y que es lo que perjudico al trabajo en el campo tampoco se ven iniciativas de la actual administración estatal para revertir estas problemáticas con nuevos proyectos y programas en favor del campesinado.
Y es que las problemáticas como ya mencionaba son evidentes como los altos costos de insumos y servicios y factores climáticos, lo que obliga a muchos productores a cambiar de actividad, al no poder seguir trabajando sus tierras, además de que se puede notar que ya no hay la misma colaboración como anteriormente se daba o por lo menos en la entidad se registra que el 92.5% de la mano de obra en el campo son hambres y solo el 7.5% son mujeres, notándose una baja importante en esta labor.
Y donde se puede notar esta disminución laboral del campo es en el sur del estado pues sumándole a las problemáticas mencionadas esta también el hecho de que no hay ningún tipo de apoyo ni créditos para incrementar la producción en el campo por parte de la Secretaria de Desarrollo Agropecuario, Rural y Pesca (Sedarpe), su apoyo es nulo. Y esto en últimas cuentas lo que está provocando es que el campo principalmente en el sur de la entidad sea condenado a estancarse y con esto condenar a miles de familias humildes que dependen de esta actividad. Es necesario que las autoridades empezando con el Gobierno Federal tanto como Estatal y municipales inviertan en el campo y no abandonen a estas familias, que empleen actividades que de verdad puedan hacer que la gente trabaje sus tierras de manera eficiente.
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