Los del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), promotores de la Cuarta Transformación en México, le dan más importancia al número de mexicanos que salieron a las calles para rechazar el Plan B del presidente Andrés Manuel López Obrador, que al motivo por el cual se concentraron en diversas partes del país vestidos de blanco y rosa.
Claudia Sheinbaum, gobernante en la Ciudad de México, se engolosinó minimizando el movimiento y diciendo que solo fueron unos cuantos miles, pero aunque haya sido un solo mexicano el que se haya pronunciado por desterrar las medidas arbitrarias emanadas del Gobierno federal actual, debería ser tomado en cuenta con la finalidad de no continuar cometiendo tantas torpezas que reman en contra de la democracia en México.
En esta ocasión fue por la famosa Reforma Electoral, que representa un serio descalabro a la libertad de los electores para decidir sobre quiénes deben ser sus futuros gobernantes, pero están otras cuestiones que también son motivo para generar el descontento ciudadano.
Desde la llegada de la 4T, desde el presidente de la república y sus corifeos, su séquito de seguidores, se han encargado de promover medidas que reman en contra de sus compatriotas, eliminando fideicomisos y programas que servían para la subsistencia de millones de familias, que hoy se encuentran en el abandono y la desesperanza.
Ahí están, por ejemplo, la pésima actuación que se vivió en la pandemia de covid-19, después de mandar a la fregada al Seguro Popular por el que millones de pobres contaban con servicio médico, colocando en su lugar entes gubernamentales que no han logrado cubrir siquiera la mitad de las acciones que se realizaban para la salud de los mexicanos.
En contraparte, los morenistas se han dedicado a todo, menos a generar el progreso de la patria, pasando por alto la promoción para la llegada de mayor número de inversionistas que brinden los empleos tan necesarios para la gente.
Lejos de pugnar por combatir la pobreza, la han incentivado, por lo que la nación hoy cuenta con mayor número de familias en la miseria, mientras que con la mano en la cintura han incrementado el costo de la vida, pulverizando aún más el poder adquisitivo de la clase trabajadora.
Se ha abandonado a los campesinos, a los jóvenes universitarios, a los periodistas, en fin, pareciera ser que los de Morena están dedicados únicamente a mantener el poder en sus manos pero no para el bienestar de la gente sino para satisfacer sus ambiciones personales.
Ahí están por igual el llanto y luto en todos los rincones de la nación, donde lejos de combatir a los promotores de la inseguridad, éstos parecen tener permiso para actuar, en una impunidad sobrada que se encierra en una frase lapidaria proveniente del mandatario federal; abrazos no balazos.
Dicen los morenistas que antes de la reciente marcha por la defensa del INE, tenían temor de que se manifestara el México bronco y colocaron enormes vallas, blindando Palacio Nacional, pero es evidente que ninguna muralla logrará frenar tan enorme descontento, ese que únicamente se terminará cuando el actual gobierno de la 4T se vaya con todo y sus maletas, tal como lo anunciara el propio presidente diciendo que si se manifestaba la gente en amplio número como se ha visto, se iría sin decir más a su casa.
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