El 29 de abril inició la implementación de la reforma laboral en Baja California, con la publicación en el Periódico Oficial del acuerdo que declara la entrada en vigor del Sistema de Justicia Laboral, al considerar que el estado cuenta con las condiciones normativas, presupuestales, de infraestructura y equipo tecnológico necesario, para operar el Centro de Conciliación Laboral y de los Tribunales Laborales.
Para muchos es todavía un dilema esta nueva reforma laboral, al no tener una certeza de qué es lo que se aprobó y bajo qué consideraciones.
Baja california es uno de los estados que aglutina al mayor número de obreros en el país, debido al gran número de fábricas y a las grandes corporaciones que se han instalado en esta entidad, no por la necesidad que tienen los bajacalifornianos, sino por los sueldos de miseria que se pagan aquí, por las grandes concesiones que brinda el estado a cada una de ellas y por las pésimas condiciones en las que tienen a los obreros.
La situación de la clase obrera en nuestro estado y en nuestro país, es una de las más deplorables que existen en el mundo, junto a estas condiciones tenemos que son los salarios más bajos, las prestaciones son mínimas, cuando las hay, la canasta básica más cara que se tiene y, también, las condiciones de vivienda más marginadas que existen en las colonias de la periferia donde viven los obreros y las obreras que laboran en las fábricas.
Ya lo decía Federico Engels en su libro La Situación de la Clase Obrera en Inglaterra, donde registra, por ejemplo, que la mortalidad por enfermedades, así como la mortalidad entre los trabajadores, era más alta en las ciudades industriales que en las zonas rurales. En ciudades como Mánchester y Liverpool, la mortalidad por viruela, sarampión, escarlatina y tos ferina era cuatro veces mayor que en las áreas rurales vecinas, y la mortalidad por convulsiones era diez veces mayor que en el campo. Además, la tasa de mortalidad general en Mánchester y Liverpool era significativamente más elevada que la media nacional. Un ejemplo interesante se refiere a la evolución de las tasas de mortalidad general en la ciudad industrial de Carlisle. Antes de la introducción de los molinos de vapor (1779-1787), 4 mil 408 de cada 10000 niños morían en los primeros cinco años de vida. Después de la introducción de los molinos, el número aumentó hasta 4738. De la misma forma, antes de la introducción de los molinos, 1006 de cada 10000 adultos morían antes de cumplir los 39 años. Tras la introducción de los molinos, la mortalidad pasó a 1261 de cada 10000.
México no está muy alejo de ello, aquí se ve a niños trabajar en los campos de San Quintín, en las zonas rurales de Mexicali donde se cosecha la cebolla, muchos de ellos en las fábricas que clandestinamente brindan trabajo a los jóvenes menores de 18 años con un salario bajo, pero también en las calles, en los cruceros, donde se nota a cientos de niños pidiendo una limosna para poder solventar el hambre.
La miseria como la resultante de las condiciones sociales que tiene nuestro país alcanza cifras muy altas, pues a pesar de que, en cada campaña política, se asegura que se cambiará las condiciones de nuestro país, todo sigue igual o peor.
Las cifras oficiales demuestran que ha desaparecido la famosa clase media, misma que fue a parar a los números de la clase baja, así pues, este número ha ido creciendo en calidad y cantidad, más pobres y cada vez más marginados.
Esto demuestra que es necesario un cambio verdadero, un nuevo modelo económico, uno que propone Antorcha y en el cuál ha venido trabajando desde hace ya 48 años, así, de manera lenta pero segura, seguimos construyendo este nuevo modelo económico.
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