Aunque en cada momento y en todos los medios posibles aseguran los distintos gobernantes, sean del nivel y del color que sea, que trabajan para el bien y progreso de todos los ciudadanos, por la seguridad y la defensa de sus derechos más elementales, de salud, seguridad social y alimentación, lo cierto es que hemos llegado a una época en donde todo eso es palabrería y farsa, porque no hay ni un poquito de ese bienestar real que esperan los mexicanos.
No hay seguridad y la delincuencia continúa, es escasa la seguridad social frente a la falta de una pensión digna y servicios de salud de calidad, de un buen empleo formal y bien remunerado con todas las prestaciones de ley que establece la misma Ley Federal del Trabajo para la mayoría de mexicanos; y en nuestro caso para los que vivimos en Yucatán, en donde el 50 por ciento de la población económicamente activa labora en la informalidad y en donde el 30 por ciento de yucatecos padecen la falta de una alimentación suficiente y nutritiva.
Al respecto, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), informó que la pobreza creció en por lo menos 19 de los 32 Estados, entre ellos Yucatán, en donde la pobreza también lastima y crece en 47 de los 106 municipios, pero, además, en municipios como Chikindzonot, Tahdziú y Chacsinkín, el 97 por ciento de la población vive en la penuria, es decir, que los descendientes directos de la gran cultura Maya no tienen ni para comer.
Sin embargo, la máquina propagandística a cada momento pregona bienestar para todos, así Mauricio Vila Dosal, dijo que el estado creció en su economía, mucho más que otras entidades, pero el Coneval reconoce también un crecimiento en la pobreza en Yucatán, al pasar de 44.5 al 49.5 por ciento de la población en pobreza. ¿Qué pasa aquí? ¿Por qué estos datos son contradictorios? Sucede que el crecimiento económico del que habla el gobernador, es real, beneficiando sólo a la clase alta empresarial y en algunos casos a los profesionistas de las clases medias altas, pero, los demás sectores siguen padeciendo las calamidades que propicia la sociedad manejada por el libre juego de los capitales que sólo buscan maximizar sus ganancias a costa, incluso, del empobrecimiento de los salarios y prestaciones.
Por eso, cuando Mauricio Vila anuncia sus logros, o mejor dicho, el de los dueños del dinero que expresan la instalación de una nueva maquiladora, en algunos municipios, el crecimiento de las inversiones en el turismo, la derrama económica propiciada por el Tren Maya, la modernización del transporte Va y Ven, anunciando que el progreso llegó para los yucatecos, eso en estricto sentido no es cierto; los ganadores son, como siempre y como sucede en todo el país, los ricos, que como dijo el mismo presidente, Andrés Manuel López Obrador, en su gobierno ninguno de ellos ha tenido pérdidas, por el contrario, todos han ganado excelentes ganancias y se han hecho más ricos.
Es cierto que de ahora en adelante los trabajadores yucatecos viajarán en un transporte más cómodo que permitirá al capital exprimir mejor al obrero, con más intensidad y eficacia engrosando más la bolsa del patrón mientras el asalariado cada vez, como hasta hoy, más pobre y aislado sin ninguna herramienta organizativa que lo defienda.
Es necesario organizarse y luchar, estudiar nuestras leyes y nuestros derechos, para exigir el cumplimiento de ellos y que no se vuelva letra muerta que sólo se le revive en la propaganda que sirve para manipularnos. Debemos saber que el derecho al trabajo es sagrado y está en la Constitución Política y por ello, debemos exigir un salario remunerador, que alcance para comprar toda la canasta básica, a pesar de la inflación.
Debemos saber lo que ocurre en nuestro país, como lo del Instituto Nacional Electoral (INE) el órgano autónomo, patrimonio de los mexicanos, que garantiza no sólo la democracia, sino también la mayoría de nuestros derechos, y por eso debemos defenderlo.
Debemos saber que el Día Internacional de la Mujer se conmemora como un día de lucha de las mujeres valerosas que han ganado derechos y espacios en la vida social, laboral y política de todo el mundo y que costó sangre, debemos tener conciencia para defender y exigir respeto.
Los antorchistas yucatecos venimos dando la lucha, organizándonos y estudiando las leyes y derechos que permitan a todos mejorar las condiciones de vida, así lo hacemos, modestamente y pacientemente y hemos tenido importantes logros para los que más necesitan, lotes para vivienda, mejoramiento de vivienda, servicios de agua, luz, infraestructura educativa, apoyos para el campo, y sin embargo, falta mucho por lograr y más en estos tiempos en los que el gobierno de la 4T provoca el crecimiento de la pobreza, disminuyendo los beneficios de los derechos que tiene el pueblo y entre ellos los pobres.
Con el gobierno panista de Yucatán la situación no sale a flote, por la sencilla razón de que, al igual que la 4T, sus intereses no son los del pueblo, sino los de las clases ricas y de los grupos políticos de poder, que sólo voltean a ver al pueblo con su propaganda manipuladora cuando necesitan el voto popular.
Por eso, en los tiempos que hoy nos toca vivir, los pobres, los trabajadores del estado y de todo México, debemos detenernos a reflexionar para concluir que la única alternativa es la organización del pueblo, la lucha por nuestros derechos, de lo contrario, la situación será cada vez más difícil para el pueblo pobre.
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