MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Una tormenta que no termina

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En nuestro país, el número de problemas sociales no disminuye, sino que aumenta y cada vez con mayor crudeza. Estos problemas son añejos, ya que, por más que los gobiernos de distintos colores han “intentado” combatirlos o por lo menos disminuirlos, hay otros factores o fuerzas políticas que se oponen a ello. Y si a esto le sumamos la ignorancia o terquedad de prácticamente todas las autoridades de todos los niveles, nos damos cuenta de que seguimos patinando en el mismo lugar.

Todos los problemas que se pueden resolver de alguna manera, por ejemplo, no se resuelven porque de lo que se trata no es resolver, sino mantener el mismo estado de cosas, aunque con otras formas o modalidades.

Seguiremos exigiendo atención y solución para aminorar el tormento que desde siempre viene sufriendo nuestro pueblo, vamos despacio, quizá, pero firmes y seguros en nuestra lucha por obtener lo que nos corresponde.

Lo experimentado hasta hoy, por lo tanto, se convierte en un tormento añejo, una tormenta que no termina porque nuestras autoridades no están para eso, sino solamente para controlar o administrar esos problemas o esas tormentas.

No hay interés en combatir uno u otro problema social, por ejemplo, la corrupción, la delincuencia organizada, la drogadicción, la pésima educación, la falta de servicios elementales a los que tenemos derecho como seres humanos. 

Todo esto se vuelve un camino sin fin donde parece que no hay salida para los que más padecemos la tormenta de problemas sociales.

¿Y quién está realmente preocupado por todo esto? ¿Cuántos presidentes han pasado y seguimos prácticamente en el mismo lugar?

Tenemos actualmente un presidente que, de acuerdo con su historial, tampoco puede resolver nada, aunque diga lo contrario. No hay quién realmente esté pensando en cómo combatir los males sociales que se han convertido en un caos en los últimos tiempos.

Se necesita dar un giro en otro sentido para empezar a aminorar los males, ya que el partido en el poder ha pensado sólo en perpetuarse, pero no en combatir la pobreza y la marginación del pueblo mexicano.

Están más preocupados en ganar elecciones que en demostrar que ellos sí saben cómo hacer las cosas mejor que los anteriores, pero ya vemos que no saben, que sólo hacen mal uso del recurso público para sus fines electorales, pero nada por mejorar la educación, por ejemplo, la salud, el empleo, etcétera.

Para esto último no hay preocupación, sólo hay cárcel, amenazas y asesinatos para los que queremos paz y tranquilidad, pero no hay una verdadera atención y combate a los problemas más agudos de nuestro país.

A esto hay que sumarle también la tormenta del calor: cuánta gente no tiene agua para tomar o para su poca alimentación que consumen; cuánta sequía hay en prácticamente la mayoría de los estados, pero hay nula atención y hasta se les ignora a los marginados cuando solicitan que se atiendan estos problemas de sequía.

Las elecciones ya pasaron y tal parece como si estuvieran todavía en ellas: todos los morenistas siguen haciendo campaña para ocupar los puestos públicos que les interesan; todos quieren quedar bien con la hoy presidenta electa.

Todo se vuelve un caos también ahora por las reformas que se están pretendiendo hacer al poder judicial. Esto refleja, al parecer, el poder de ambición de más poder de los morenistas.

Lo quieren todo, sí, pero están demostrando que no son los que van a cambiar al país para bien de todos, sino solamente para fortalecer el modelo neoliberal que tanto dicen rechazar. Sus actos lo dicen todo.

Ante estos acontecimientos, las masas trabajadoras tienen que actuar también para contrarrestar esta ola de ambiciones de poder de los que hoy lo detentan. La sociedad mexicana queremos paz, tranquilidad y justicia, pero si los que gobiernan este país no son capaces de proporcionarla, las masas, como pueblo organizado, lo tendremos que hacer una vez que los encargados de todo esto no lo pueden hacer.

Los demás partidos políticos de oposición tampoco han logrado gran cosa. Debaten sus posibles alianzas y proponen a sus mejores cuadros para seguir incrustados en el poder, pero insisto: ¿y quién está pensando en los marginados de nuestro país?

Al parecer, nadie. Ante esta falta de atención del Gobierno o de los gobiernos, es que surgió el Movimiento Antorchista Nacional allá en 1973 para respaldar y dar ese giro a la política añeja que tanto daño ha hecho al país, y ahí están los resultados de esa política.

El mismo presidente morenista, que tanto presume ser el mejor de los últimos tiempos, solo se ha convertido en uno de papel porque en los hechos no vemos que esté sentando las bases para un cambio en otro sentido.

Por ello, el Movimiento Antorchista ha estado atento a la problemática social y, en la medida de sus posibilidades, sigue organizando al verdadero pueblo, ese que sufre y todo lo da, aunque no reciba más que migajas desde el poder.

Por todos estos males es que seguiremos exigiendo atención y solución para aminorar el tormento que desde siempre viene sufriendo nuestro pueblo. Vamos despacio, quizá, pero firmes y seguros.

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