Durante los dos años críticos que duró la pandemia del SARS-COV 2, muchos fueron sus trágicos efectos en los países subdesarrollados, entre los que se encuentra México; uno de los más lamentables fue el rezago escolar. Abundante información de distintos centros de estudios con reconocimiento mundial aportó datos que resultaron de las mediciones que hicieron; como parte de los daños que estos informaron está que los estudiantes mexicanos se rezagaron 1.8 años después de los cierres ocasionados por la pandemia.
Millones de estudiantes podrían egresar de sus estudios con conocimientos equivalentes a dos grados académicos menores
Al respecto, un informe del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), apoyado en datos del Banco Mundial dice: “La magnitud de esta disminución no debe matizarse: representa una reducción de 19% en los años de aprendizaje, o sea, millones de estudiantes podrían egresar de sus estudios con conocimientos equivalentes a dos grados académicos menores”, puntualiza el análisis “Educación en pandemia: los riesgos de las clases a distancia”. (elfinanciero.com, 3 de junio de 2021). Según esto, un estudiante de administración que hubiera cursado la carrera en cuatro años durante este período, aunque tenga título, poseerá solo la mitad de los conocimientos que requiere su profesión. Y esto no es todo, según informes del Banco Mundial sobre capital humano “Los estudiantes de hoy podrían perder en promedio hasta el 12% de sus ingresos futuros, derivado del atraso educativo provocado por la Covid-19. El déficit cognitivo en niños pequeños incluso podría representar una merma del 25% de sus ingresos cuando sean adultos” (bancomundial.org, 8 de septiembre de 2023).
Por esos negros nubarrones que ya se columbraban por muchos, estos recomendaron que la vuelta a las actividades escolares presenciales debería ir acompañada del diagnóstico puntual del nivel de aprovechamiento durante la pandemia, para tener claro cómo nivelar a los alumnos. Robert Jenkins, jefe de Educación de UNICEF decía al respecto: "Aunque hay que poner fin a las interrupciones del aprendizaje, no basta con reabrir las escuelas. Los estudiantes necesitan un apoyo intensivo para recuperar la educación perdida. Las escuelas también deben ir más allá de los lugares de aprendizaje para reconstruir la salud mental y física, el desarrollo social y la nutrición de los niños", explicó. (news.un.org, 23 de enero de 2022). Los padres de familia tendrán más idea de si esto se hizo o no y qué medidas se aplicaron para tratar de remediar la situación. Por lo que veo en mi constante trato con estudiantes, poco o nada se hizo. Los rezagos son muchos y graves.
Éramos muchos y parió la abuela. Por si los daños a la educación y la salud de la niñez y juventud no fueran suficientes, vemos con preocupación cómo se sigue atentando contra ellas. El ciclo escolar actual lleva un avance de 9 semanas; sin embargo, en varios municipios de Sinaloa, como Culiacán, Elota y Navolato, solo han podido desarrollarse con “normalidad” unas dos semanas, con asistencia de apenas 60% de los alumnos, según informó el propio gobernador del estado. Esto, debido a la crisis actual de inseguridad que se ha prolongado desde el 9 de septiembre pasado. El daño es tal, que incluso algunas instituciones como el Conalep han anunciado que empezarán a atender ahora el rezago educativo “debido a la emergencia de seguridad que ya dura cinco semanas consecutivas” (noroeste.com, 17 de octubre de 2024).
¿A dónde vamos a parar con este cúmulo de rezagos que afectan el aprendizaje y los niveles de vida del “futuro de México”? Si la situación no cambia, nada bueno se le puede augurar a las víctimas del desastre educativo nacional. Pero como país, tampoco podemos aspirar a mucho con lo que hoy está ocurriendo. La baja en los niveles educativos de decenas de millones de estudiantes del país provocada por la pandemia, más la que ahora siguen acumulando en varias zonas millones de estudiantes por la cancelación, de facto, de su derecho a la educación, no pueden menos que bajar las capacidades del país para superar nuestro carácter económico dependiente: sojuzgación económica y política al servicio de los intereses norteamericanos, reforzados por la política proyanqui de la 4T, que propala a los cuatro vientos, orgullosa, hinchando el pecho, que no se despegará, aunque se arrastre, ni un centímetro de la pantorrilla del “tío Sam”, y que no le hará el juego a los BRICS.
La juventud mexicana debe comparar su situación con la de otras partes del mundo; debe saber que la ciencia que ha permitido crear coches que circulan solos, robots controlados por inteligencia artificial, trenes de levitación magnética, entre tantas maravillas tecnológicas, se creó con base en un riguroso sistema educativo, que pone en el centro de su preocupación al capital humano, al muchacho pues, y a una pujante economía nacional impulsada por ese capital humano. ¿Es eso lo que vimos con AMLO y ahora con Sheinbaum?
Estudiantes y pueblo pobre, espabilados de las migajas que se reparten hoy para hacerlos rendirse ante la generosa política oficial deben preguntarse si vale la pena cambiar éstas por una política verdaderamente humanista, que no les daría desempleo, ignorancia, hambre y muerte a sus hijos. Si la respuesta es positiva, hay que organizarse con Antorcha y ponerse a luchar, pues nunca, en ningún lugar, un sistema decrépito ha caído solo.
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