MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Cultura como arma de transformación

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Aunque parece fácil para quien vea las cosas superficialmente, 48 años transcurridos pueden verse con ligereza, o con mucho respeto dependiendo de qué se hable. Si se quiere indicar que, durante ese tiempo algún edificio se ha sostenido en pie, todo parece fácil, pero sí, en cambio, se trata de promover o impulsar procesos sociales complejos, llenos de enormes obstáculos de toda índole, de intereses en contra, de adversarios y acechanzas mil, o de lograr, exitosamente, que decenas o cientos de miles de personas adopten nuevas costumbres y se dispongan, con entusiasmo, a realizar nuevas actividades, entonces el esfuerzo realizado en ese tiempo adquiere una significación mucho mayor e inspira un respeto inmenso.

El trabajo que el Movimiento Antorchista Nacional desempeña en diferentes frentes ha dado muestras clara de lo que quiere lograr en el país entero; los antorchistas hemos dedicado, durante muchos años, todos nuestros esfuerzos para que los mexicanos tengan una mejor calidad de vida, pero no hablamos solo de mejores condiciones materiales, pues también nos interesa que el hombre se nutra de arte y conocimiento porque son cualidades indispensables para crear una sociedad más humana y sensible, más empática y que trabaje por el bien de todos.

Durante muchos años, los Antorchistas hemos tratado de difundir en el país el trabajo cultural y deportivo; la ejecución y difusión de las diferentes expresiones artísticas ha sido una de nuestras prioridades, y dos años después de que la pandemia por covid-19 azotara al país y al mundo entero, hoy por fin hemos de regresar a realizar nuestros eventos de manera presencial. Uno de ellos es el Concurso de Folclor Internacional, que este año desarrollará su VI edición el día 23 de octubre en el Auditorio Macedonio Alcalá de la ciudad de Oaxaca.

Cientos de artistas se darán cita para presentarle al pueblo mexicano montajes que son el resultado de horas y horas de ensayo y sacrificio, de meses de colectas y actividades económicas realizadas por los mismos jóvenes para poder cubrir los gastos de vestuario, transporte, alimentación y escenografía. Estos artistas se han enfrentado no solo a las dificultades económicas para lograr trasladarse desde Baja California o Quintana Roo, sino que, incluso, debieron enfrentar también la tozuda negativa de autoridades insensibles ante la legítima petición de ayuda de los artistas del pueblo que acudían a gobiernos municipales o estatales en busca de alguna forma de apoyo.

El trabajo de inculcar el arte en el pueblo es una tarea difícil de desempeñar sobre todo cuando el apoyo del gobierno se reduce año con año; hablamos de un recurso que no alcanza para prácticamente nada, hablamos de que en las instituciones de educación básica y media superior se ha dejado de impartir la práctica de las artes entre los niños y jóvenes. 

Y hablando de la difusión, es algo que también nos ha quedado bastante grande. Todos los medios de comunicación desde la radio, televisión, medios impresos y hasta las redes sociales, se han dado a la tarea de difundir otras culturas que no son la nuestra; cada vez más se escucha por todos lados música de origen americano, se ha dejado de lado la música popular mexicana y con nuestro folclor pasa lo mismo; en las escuelas donde antes los niños interpretaban bailables de nuestro país, hoy solo se ven movimientos con ritmos de música de moda que en nada ayudan a la educación de los mexicanos. 

Pero a pesar de ello, sin importar que tan difícil sea la tarea, los antorchistas hemos decidido que esta es una de las mejores maneras de luchar por una patria más justa; luchamos porque todos tengan acceso a una cultura de calidad que eleve su intelecto y que nos vuelva cada vez humanos para sentir los problemas ajenos como propios.

Esto es Antorcha: es arte, es esfuerzo, es sacrificio y es, sobre todo, la gran tarea colectiva que nos hemos echado a cuestas. Pero lo que hoy especialmente deseo poner de relieve es que, mientras nuestra organización trabaja y lucha por realizar eventos como este, quienes nos gobiernan y presumen de fomentar el desarrollo del país, reducen presupuestos y ayuda real a la cultura; y se niegan a atender las necesidades del pueblo más humilde, creando teatros y shows baratos en la política para desviar la atención de lo que realmente importa. 

Porque no importa que tan difícil sea la tarea, no importa que los obstáculos que tengamos que librar se parezcan a las 13 tareas de Hércules; haremos lo que sea necesario para lograr un mejor país, uno más equitativo con todos sus miembros; y que no nos quede ninguna duda, esa tarea, tarde o temprano, la alcanzaremos. 

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