Para los países de América Latina, especialmente para México, ya se están cumpliendo muchas de las amenazas que lanzó durante su campaña el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. A tan solo unos días de asumir su mandato, ha demostrado que sus promesas de campaña no eran simples palabras. Su retorno al poder ha sido todo menos tranquilo.
Como parte de la estrategia “México te abraza”, las y los migrantes que sean deportados a México recibirán la Tarjeta Bienestar Paisano, con 2 mil pesos para que puedan cubrir sus gastos inmediatos.
Desde su juramento presidencial, Trump ha mostrado prisa por cumplir con su agenda. Sus declaraciones de emergencia, políticas migratorias endurecidas y órdenes ejecutivas que impactan el medioambiente, el comercio global y la seguridad mundial evidencian que su segundo mandato será mucho más agresivo y peligroso que el primero.
Durante su campaña, el mandatario estadounidense demonizó a los migrantes, describiéndolos como salvajes, animales o criminales, y prometió la mayor campaña de deportación de la historia de Estados Unidos, un país donde se estima que viven cerca de 11 millones de personas en situación irregular. Hasta el momento, las autoridades norteamericanas informaron que arrestaron a 538 inmigrantes ilegales y expulsaron a cientos.
Trump ha declarado a los cárteles de narcotraficantes mexicanos como organizaciones terroristas, lo que implicaría una intervención militar encubierta en nuestro país, “una invasión suave”. El propio presidente estadounidense admite que esto podría implicar el uso de tropas estadounidenses para combatir a los cárteles, operaciones encubiertas en México y el uso de drones para bombardear territorio mexicano.
Lo peor es que la presidenta Claudia Sheinbaum minimiza la instrucción de Donald Trump para que su gobierno inicie el proceso para determinar si los cárteles de la droga mexicanos pueden ser catalogados como organizaciones terroristas internacionales.
Aunque la medida ha despertado preocupación en nuestro país por la posible intervención de tropas estadounidenses y Trump ha sugerido bombardear territorio mexicano, Sheinbaum pide esperar a ver las verdaderas implicaciones. Sin preocupación, cuestionó la utilidad de la orden del belicoso presidente y respondió:
“Sobre este tema de catalogar a algún grupo criminal como terrorista, nosotros consideramos que no ayuda, sino que lo que ayuda sería la coordinación y la colaboración conjunta, y nosotros tenemos una estrategia integral”.
Asimismo, son acertados los señalamientos de que los de la Cuarta Transformación creen que todo se puede solucionar con la entrega de un poco de dinero a unas cuantas personas. Como parte de la estrategia “México te abraza”, las y los migrantes que sean deportados a México recibirán la Tarjeta Bienestar Paisano, del Banco del Bienestar, con 2 mil pesos para que puedan cubrir sus gastos inmediatos.
No es momento de que los mexicanos se dejen convencer con promesas y frases patrioteras tranquilizantes. Sin sustentar los recursos a los que puede recurrir, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, prometió en una de sus conferencias mañaneras “defender a México por encima de todo” tras los decretos sobre migración, comercio y narcotráfico que firmó el nuevo mandatario de Estados Unidos, pero pidió “tener calma”.
Tampoco va a servir la estrategia de Sheinbaum de presentar en Palacio Nacional un estudio realizado por el centro de investigación Latino Donor Collaborative, donde se revela que el producto interno bruto (PIB) de los mexicanos en Estados Unidos, migrantes o nacidos ahí, asciende al 10 % de la economía de ese país, para “convencer” al presidente estadounidense de “suavizar” sus promesas de deportaciones masivas.
La respuesta del gobierno mexicano revela la falta de interés y una actitud irresponsable, que raya en la complicidad, ante la ofensiva norteamericana. No hay lugar para confiarse. Nuestra ya atropellada soberanía nacional está en peligro, y está en manos del pueblo contrarrestar las amenazas de Trump.
El futuro de nuestro país depende de los mexicanos conscientes que buscan un mundo multipolar, alternativas que reviertan la dependencia económica y política de México hacia los Estados Unidos. Se impone, entonces, la necesidad de un gobierno emanado del pueblo, con liderazgo, estrategia y la firme determinación de anteponer los intereses nacionales por encima de los extranjeros.
No se debe olvidar que los mexicanos emigran porque aquí no hay empleos suficientes, dignos y bien pagados. En México, el ingreso del grueso de los trabajadores es muy bajo.
Mientras no tengamos una economía próspera, competitiva y con tecnología propia, seguiremos siendo un país atrasado, dependiente de las remesas y sometido económica y políticamente a los Estados Unidos.
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