El pasado 5 de febrero, jóvenes moradores de la casa del estudiante “Tlahuicole” del estado de Tlaxcala fueron cobardemente agredidos por un grupo de poco más de 30 porros, varios de ellos identificados posteriormente como policías municipales, que los golpearon, despojaron de sus pertenencias y sustrajeron diversos objetos de valor de la casa estudiantil.
Hasta el momento y, a pesar de existir las denuncias correspondientes, así como diversos actos de protesta y difusión mediática, la agresión sigue impune y el Gobierno del Estado de Tlaxcala, que encabeza la morenista Lorena Cuellar Cisneros, no ha castigado a los responsables a pesar de haberse comprometido con los jóvenes.
La agresión ocurrió alrededor de las tres de la tarde de aquel domingo. Mientras los jóvenes y algunos de sus familiares presentes en la casa estudiantil practicaban deporte, hacían faena o se disponían a ingerir los alimentos, el grupo de maleantes ingresó de manera intempestiva a las instalaciones de la casa “Tlahuicole”, iban armados con palos, cadenas, machetes, bates y objetos punzocortantes; llegaron insultando y amenazando con que “iban a valer madres” los jóvenes moradores, que en ese momento se encontraban totalmente desprevenidos.
Según el testimonio de Fernanda Vázquez Hernández, responsable de la casa estudiantil y una de las víctimas de la agresión, los estudiantes no tenían ninguna posibilidad de defenderse, superados en número y desarmados, por lo que corrieron “porque no teníamos nada con qué defendernos, nos dirigimos al edificio del albergue con la intención de salvaguardarnos de todos los que nos venían correteando con piedras y otras armas en mano”, sin embargo, tres jóvenes fueron brutalmente golpeados por los delincuentes, uno de ellos recibió golpes y heridas de gravedad que mantuvieron su estado de salud muy delicado.
Algunos moradores intentaron llamar a los servicios de emergencia, como el 911, así como contactar a policías de la zona que normalmente contestan ante sus llamados, sin embargo, solamente algunos elementos de la policía llegaron al inmueble alrededor de una hora y media después, sin realizar ninguna acción, aun cuando los delincuentes seguían en el lugar y prácticamente los encontraron en flagrancia, portando las armas, escuchándolos decir maldiciones y en posesión de los objetos que robaron a los jóvenes como celulares, carteras, computadoras, así como una planta de generación de energía eléctrica propiedad de la casa “Tlahuicole”. Los policías actuaron como si estuvieran coludidos con los delincuentes, simplemente los dejaron irse.
Los testimonios de los presentes y de vecinos del lugar que presenciaron los hechos, son coincidentes en que los agresores eran, en una muy buena cantidad, policías disfrazados de maleantes, pues varios de ellos llegaron gritando que iban bajo las órdenes de un tal “Capitán Cabral” del MP, es decir, de la policía de investigación.
Esta misma versión ha sido refrendada por los moradores de la casa Tlahuicole y los integrantes del Comité Nacional de la FNERRR (organización estudiantil a la que pertenece la casa del estudiante), a través de varios comunicados, ruedas de prensa, video pronunciamientos en las redes sociales, declaraciones en medios y en mítines de protesta frente al Palacio de Gobierno en Tlaxcala, por lo que han urgido tanto al presidente municipal de Tlaxcala, Jorge Corichi Fragoso, como a la gobernadora constitucional de la entidad, Lorena Cuellar, que se investigue a fondo la participación de elementos de sus corporaciones policiacas en estos hechos y, de ser confirmada esta versión, que se les sancione con todo el peso de la ley.
Ciertamente, el Gobierno estatal se ha comprometido a investigar a profundidad y a castigar a los responsables, sin embargo, hasta el momento la acción continua totalmente impune, sin que nadie resulte responsable de las lesiones, los robos y el trauma. Los jóvenes de la casa estudiantil “Tlahuicole” ya no se sienten seguros y temen nuevas agresiones, pero han manifestado tener la disposición y firmeza suficiente para continuar exigiendo que se les haga justicia, en el marco estricto de la ley. En el mismo sentido se ha manifestado, Adán Márquez Vicente, dirigente del Comité Ejecutivo de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” a nombre de los miles de estudiantes afiliados a esta organización, a lo largo y ancho del país.
Sirva este artículo como una modesta muestra de solidaridad y de indignación compartida con los jóvenes agredidos y con todos los fenerianos del país que ya se disponen a luchar hasta encontrar justicia. Quien escribe estas líneas participó, en su época estudiantil, como parte de la difícil lucha para obtener los terrenos y la aplicación del presupuesto para construir la casa del estudiante “Tlahuicole”.
Nos enfrentamos a gobiernos caciquiles, represores y de oídos sordos, que se negaban tozudamente a brindar su apoyo a un espacio cuyo propósito central es permitir que jóvenes humildes puedan culminar sus estudios universitarios y/o de bachillerato con los menores gastos posibles. Un proyecto que no hace ningún mal a la sociedad, sino todo lo contrario.
El camino no fue para nada fácil, se realizaron innumerables mítines, marchas y plantones a las que acudimos comisiones de estudiantes de todo el país, por ello, aun con todos los obstáculos y malos gobiernos, la casa “Tlahuicole” de Tlaxcala es una realidad hoy día y es deber de todos los jóvenes progresistas, nobles y buenos del país defender su existencia, seguramente también ahora saldrán triunfantes. Adelante fenerianos, el pueblo organizado está con ustedes y sabrá cobijar su lucha.
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