Nuevamente nos encontramos ante una situación difícil por el problema del Covid-19, se ha informado oficialmente que ahora con la variante Ómicron, los contagios nuevamente se han disparado, el día 8 de enero se registraron 30 mil 671 nuevos casos de Covid-19, México rompió el máximo de contagios de coronavirus en un día, por lo que ahora acumula 4 millones 113 mil 789 y se rebasan ya los 300 mil muertos.
Alejandro Macías, infectólogo y ex comisionado contra la influenza en México dijo, "Se ha dicho que esta variante viene por los que faltan, pero parece que va a ser menor grave, porque muchos ya tienen inmunidad y porque el virus intrínsecamente tiene menos capacidad de crecer en los pulmones, por eso pareciera que va a dar una enfermedad más leve, pero si va a infectar a muchísimos al mismo tiempo, si se van a infectar 20 millones al mismo tiempo, eso puede todavía colapsar a los servicios de salud y ese es el mensaje que tenemos que decir, esto todavía no se termina" milenio.com 9 de enero.
Como se puede ver, el problema de la pandemia no ha terminado, sigue haciendo estragos en nuestras familias, sobre todo en las de más bajos recursos económicos, porque son estas las más indefensas para enfrentar la covid-19, debido a que viven en situación verdaderamente difícil, de hacinamiento, a las que les faltan servicios básicos como el drenaje y el agua potable, la mayoría no tienen un trabajo seguro y por ello se ven obligadas a salir a la calle a buscar el alimento de sus hijos, (porque “el gobierno de los pobres” no quiere gastar dinero en alimentar a su gente más vulnerable el tiempo que se requiera estar aislados para evitar contagios).
Y es en esta acción obligada de salir a trabajar para sostener a la familia, obligada por el gobierno, donde el pueblo se contagia y es el que más sufre y en el que más se ceba esta terrible enfermedad. La situación es real, si no hay dinero para comer, de contagiarse un pobre, sin alimentarse bien y sin dinero para medicinas, la probabilidad de que muera es muy alta.
Por eso, me llama la atención el problema del momento por dos cosas; primero, la cifra de muertos es muy alta, estamos hablando de 300 mil personas, ciudadanos mexicanos que fallecieron por el covid -19, cantidad que equivale a la población total de varios municipios de Nayarit (Santiago Ixcuintla con 93,981, Bahía de Banderas con 187, 632 y Jala con 19,321). Es como si de un plumazo borraran del mapa a toda la gente de estos tres municipios nayaritas. Es un crimen. Todos estos fallecidos tienen familias y amigos que se han quedado sufriendo, y que de haberse prevenido e invertido en todo lo que se necesita para evitar que una enfermedad como esta del coronavirus se expanda, las pérdidas de vidas serían mucho más bajas.
Solo hay que recordarle al presidente que cuando él era opositor, era un crítico recalcitrante, hoy que está en el poder no tolera la crítica, se le resbala y persigue a sus opositores; tomemos el caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, recordemos la campaña y el escándalo en los medios que armó la “izquierda” contra los gobiernos neoliberales para esclarecer el caso, luego entró el gobierno de la 4T que generó muchas esperanzas, el tiempo ha pasado y tampoco se ha hecho justicia.
Ahora, hay, oficialmente 300 mil muertos, no 43, que desde luego también sus familiares han sufrido la pérdida de sus hijos, y aun que fuera uno, se tiene derecho a exigir justicia por él, pero, y sobre esta cifra aterradora el presidente no dice nada, menos la “izquierda”, tratan de evadirla, pero no lo lograrán, lo que si queda claro es que no se olvidará y algún día se hará justicia.
La segunda, el gobierno federal y el sector salud siguen cometiendo los mismos errores, minusvaloran el problema, desdeñan las pruebas covid, se niegan a promover el enclaustramiento de las familias porque no quieren invertir dinero en la compra de alimentos para soportar un encierro por semanas o por meses, porque como han trabajado mal los asuntos económicos, tienen pavor paralizar las actividades económicas, por eso, han decidido dejar que el pueblo se las arregle como pueda, que se salve quien pueda salvarse, ese es el gobierno revolucionario de la Cuarta Transformación.
Lo dicho atrás habla de cómo están actuando las autoridades federales para enfrentar la nueva variante Ómicron del covid, y vemos pues, que están claudicando ante su lema propagandístico de “primero los pobres”, la salud se relega a segundo plano y se obedece, lo acepten o no, a los dictados de los poderosos de este país, por eso con seguridad podemos decir que la 4T nunca ha pensado en los pobres.
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