El artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos estipula, que toda persona tiene derecho a la protección de la salud y que la ley definirá las bases y modalidades para el acceso a estos servicios, sin embargo, la realidad nos dice lo contrario.
Desde hace tiempo que el sector salud no es prioridad en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF). Cada vez es más común que los hospitales y centros de salud presenten falta de insumos que van desde el material de curación hasta medicamentos que son fundamentales para la atención básica de los pacientes; carecen de equipo médico y al poco que tienen rara vez se le da mantenimiento, lo que empeora el servicio que recibe la población.
Nos falta mucho para tener un sistema de salud como el de Dinamarca; mucha tecnología, profesionales de la salud y por supuesto una muy buena planeación para el proceso de compra pública.
Con la llegada de la Cuarta Transformación a la presidencia de la república en el 2019, los mexicanos tuvieron una esperanza, pues de acuerdo con el programa presentado por el secretario de Salud, Jorge Alcocer Varela, las prioridades del Gobierno serían hacer cumplir el derecho a la salud, de tal modo que toda la población, independientemente de su condición laboral o socioeconómica, tuvieran acceso a los servicios de salud en forma integral.
Se eliminación del Seguro Popular y en su lugar instauró el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), que prometía acceso universal a servicios de salud y medicamentos asociados de manera gratuita. Con el pasar del tiempo, nació el IMSS-Bienestar, debido al fallido proyecto del Insabi.
Estas transformaciones al sistema de seguridad social y servicios gratuitos de salud que se llevaron a cabo se quedaron muy lejos de prestar atención de calidad y un abasto digno de medicamento, se puede decir que la 4T mató al Seguro Popular, inventó al Insabi y después de que éste no rindió ningún beneficio, ahora se le ocurrió convertirlo en IMSS-Bienestar.
Pese a la promesa de que México, tendría un sistema de salud de primer mundo, lo que se obtuvo fueron cifras nada reconfortantes. Según los datos de El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) el número de personas sin acceso a seguridad durante el año 2022 fue de 64.7 millones.
El organismo explicó que los mexicanos con carencias en acceso a servicios de salud pasaron de 20.1 millones en 2018 a 50.4 millones en 2022, lo que significa que el 30.3 millones adicionales de habitantes padecieron la falta de atención médica. Además, se suspendieron los pagos de tratamientos de cánceres, trastornos congénitos o trasplantes para los pacientes más pobres del país que debían ser atendidos en el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).
Al término del “primer piso de la Cuarta Transformación” se tiene una promesa incumplida y un sistema de salud desmantelado pues 22.7 millones de mexicanos no tienen atención médica y se deja una deuda de más de 10 mil 500 millones de pesos a la industria farmacéutica.
“Nos falta mucho para tener un sistema de salud como el de Dinamarca, no sólo nos falta el abasto completo del catálogo de medicamentos, nos falta mucha tecnología, profesionales de la salud y por supuesto una muy buena planeación para el proceso de compra pública”, afirmó Enrique Martínez Moreno, director general del Instituto Farmacéutico (Inefam).
Como dice el refrán “la esperanza es la última que muere”. Con la llegada del “segundo piso de la 4T” con la presidenta Claudia Sheinbaum, también llegaron las nuevas ilusiones de recibir una atención médica de calidad. Sin embargo, nuevamente nos encontramos con noticias nada buenas al respecto.
El día de ayer 15 de noviembre se entregó el Paquete Económico 2025 a la Cámara de Diputados.
“Es un paquete muy sólido, vienen cambios importantes en la manera de distribución del presupuesto, se reduce el déficit y eso implica también un esfuerzo mayor de todo el Gobierno de austeridad republicana, eso no implica afectar la operación del país, ni mucho menos, ni del Gobierno, pero sí algunos ajustes”, ha dicho la presidenta en su conferencia de prensa matutina.
Los cambios que menciona saltan a la vista con los recortes anunciados, pues es nuevamente el sector salud uno de los más afectados.
En el PEF 2025, el gobierno de Sheinbaum sólo prevé entregar de 66 mil 693 millones de pesos a la Secretaría de Salud, lo que implica un recorte de 34 % del presupuesto comparados a los 101 mil 114 millones de pesos destinados a este sector en 2024. Incluso el presupuesto es mucho menor a lo que destinó AMLO en su primer año de gestión, que ascendió a 165 mil millones de pesos, o sea, el recorte será de 60 % si se compara con 2019.
Este ajuste ocurre a pesar de las promesas previas de la candidata presidencial de ofrecer a México un sistema de salud de calidad. Con estos cambios se vislumbran escenarios con carencias aún más graves de medicamentos y de atención médica para el pueblo de México.
“El IMSS-Bienestar -que actualmente tiene un presupuesto de 128 mil millones de pesos- enfrenta un déficit de 193 mil millones de pesos, evidenciando una brecha crítica en la financiación de 150 %, la cual es necesaria para garantizar una cobertura adecuada y de calidad para la población sin seguridad social” mencionó el Dr. Juan Manuel Lira, extitular de la Unidad de Atención Médica del IMSS (El Financiero, septiembre 2024).
Con el presupuesto anterior ya existía un grave déficit, ahora con el nuevo reajuste, será una utopía pensar que los mexicanos tendrán acceso a una mejor atención y cobertura médica. Nos queda pues sólo el camino de la lucha organizada, para lograr que en un futuro nuestras familias tengan el derecho a la salud no sólo escrita en un documento, sino materializado en la realidad.
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