MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Violencia, cartilla moral y piñatas

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En los días que corren hemos sido testigos de un incremento sin precedentes en la violencia cotidiana en Sonora. La prensa ha tenido que dar cuenta de asesinatos y ejecuciones de hombres y mujeres por todo el territorio sonorense, en particular han sido notorios los casos de Guaymas, Cajeme y Obregón. Tan grande es el problema, que apenas iniciaron la búsqueda de sus hijos las madres llamadas Guerreras Buscadoras y de inmediato empezaron a descubrir -sin grandes técnicas, pero sí con muchas ganas—numerosas tumbas clandestinas, que sorpresivamente no habían sido detectadas por los investigadores de nuestras agencias oficiales policiacas.

Los últimos datos proporcionados este mismo mes de julio por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SENSP) han colocado a Sonora entre las tres entidades con mayor porcentaje de incremento de violencia del país en el primer semestre de 2019, con 65% arriba respecto al año pasado. Tuvimos 564 homicidios en estos primeros seis meses, mientras que el año pasado fueron 337 en el mismo periodo. Según algunos hacía 22 años que no ocurría algo similar en términos porcentuales. Y los casos de extorsiones, narcomenudeo, feminicidios, robos, asaltos y "levantones", como todos lo sabemos por experiencia propia, son cosa de todos los días y a menudo no se denuncian. ¡Y eso que López Obrador dijo en mayo pasado respecto a la violencia que "hemos controlado la situación, según nuestros datos"!

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La inseguridad afecta principalmente a las clases más humildes pues en ellas es donde más claramente se manifiesta la violencia, encuentra su caldo de cultivo y donde deja más dolor regado. Sin embargo, es la pobreza en la que se debaten los humildes la causa última que obliga a los hombres a cometer crímenes, no es que el hombre sea malo por naturaleza como afirma la "cartilla moral" que el pésimo gobierno de López Obrador nos quiere imponer, documento que textualmente dice en su página 8: "Por fortuna el malo por naturaleza es educable en muchos casos y, por decirlo así, aprende a ser bueno". Eso es totalmente falso, es una infamia contra el género humano, no hay malos por naturaleza. Ni los mexicanos ni nadie deben creer que la maldad va implícita en otros seres humanos sólo porque sean pobres o ricos, de otra creencia religiosa, tendencia política, sexual o nacionalidad o grupo étnico. Este es un viejo problema ético ya solucionado por la ciencia social, por la filosofía y psicología modernas. La conducta moral está determinada tanto por las circunstancias económicas y materiales en que viven los hombres, como por la relación que tienen con la propiedad sobre la riqueza social generada, así como por el grado de pobreza en que viven y por los valores morales que las clases dominantes les inyectan por sus medios de ideologización y comunicación: pongamos dos ejemplos de esto último: el primero es el de las violentísimas caricaturas con las que acostumbramos a nuestros hijos a valorar a los demás, a sus semejantes: la pantera rosa aplastada terriblemente cientos de veces, pero muy "graciosamente"; el coyote que persigue al correcaminos, descuartizado en pedacitos que se caen "cómicamente", lo mismo que los gatos Silvestre o Tom, ante el beneplácito de Piolín o de Jerry, con quienes desde luego los pequeñines se identifican (sin considerar los terribles programas de videos de accidentes que, hoy día, son repetidos hasta diez veces en sus más violentas partes, en menos de un minuto, ni las miles de muertes por hora en películas como Avengers o los increíblemente violentos duelos entre los personajes del anime japonés). Ello repetido miles de veces por diferentes medios -y hoy por las redes sociales mucho más efectivamente que en el pasado-, todos los días, con el beneplácito y complicidad de los parientes que acompañan a los niños en esas "horas familiares", crea seres humanos insensibles ante el dolor de los demás, porque lo consideran algo "natural", de modo que ante los horrendos crímenes de hoy tienen una actitud de autómatas, como si no pasara nada o no fuera grave secuestrar, matar. El segundo ejemplo es el de las "inocentes" piñatas -que todavía hace unas tres o cuatro décadas eran las tradicionales con forma de estrella, que eran golpeadas hasta romperlas para encontrar en ellas frutos y dulces, simbólicamente representando ideales- y que hoy son generalmente hechas con formas humanas (sea de superhéroes, princesitas, o personajes similares), curiosos animalitos y otras formas "humanizadas". Los padres aplaudimos y ponemos en medio de un ambiente festivo a nuestros niños a ¡dar de palos a figuras humanas y animales domésticos!, creando en potencia a golpeadores de mujeres, a padres y madres iracundos golpeadores de hijos o a torturadores, no importa si serán de cuello blanco, de estrellitas doradas en la camisola militar, o si será nuestro humilde vecino, tan pobre como nosotros mismos, transformado en nuestro mortal agresor. Costumbres como éstas y una vida llena de miserias son las que forman a los que la inmoral cartilla llama "malos por naturaleza", producto de la sociedad capitalista, en realidad. Urge que cambiemos muchos comportamientos que consideramos inocentes pero que dan sustento a multitud de desgracias sociales. Las mismas ciencias antes citadas nos han demostrado que es posible cambiar, que es posible otra forma de ser humano, superior, nuevo, y ello a partir de los actuales seres humanos, no de ilusorios ángeles bajados del cielo. Ello implica también una lucha organizada contra quienes se ven beneficiados por la división social que generan estas conductas entre los más humildes, que en última instancia, son quienes mejor encajan en el inhumano concepto de "malos por naturaleza"...porque el que ordena arrojar un misil contra barrios sirios humildes en resistencia contra los invasores a su país, u ordena acabar con la vida de 47 jovencitos normalistas rebeldes, o agredir a un plantón antorchista en Hidalgo lo mismo que a un país, o extinguir a propósito decenas de programas sociales que permitían sobrevivir a millones de mexicanos, quizá "cometa un error", pero "malo, lo que se dice malo por naturaleza, no será". ¡Pamplinas!

Antorcha propone un cambio social profundo que inicie por lo que hemos llamado cuatro ejes: una política fiscal progresiva, es decir, que paguen más impuestos quienes más ganen; que se creen empleos si es posible hasta llegar a la plenitud, es decir que no haya nadie que pudiendo no trabaje; que se mejoren significativamente los salarios, hasta lograr la erradicación de la pobreza; y, en el caso que nos atañe, que se realice, sobre todo para las clases más lastimadas y humildes, un gasto social mayor en salud, educación, obras y servicios públicos, ciencia, arte, cultura. Andando el tiempo, estas reformas deberán cambiar masivamente costumbres y comportamientos en aras de crear hombres nuevos, solidarios, sensibles y ajenos al crimen, miembros de una sociedad que todos soñamos, en la que los duelos no serán para destrozar literalmente al adversario, sino duelos de inteligencia y belleza, para mejorar y desarrollar el espíritu humano. Este sueño está en un proceso de realización que cumple ya 45 años y lo vamos a celebrar iniciando en San Luis Potosí a las 7 de la mañana del próximo 11 de agosto, con cien mil antorchistas. Esté usted al pendiente del primer capítulo de este inaudito acontecimiento nacional.

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